Brasilia, 28 abr (RHC-PL) El movimiento sindical y el pueblo brasileño están haciendo historia, afirmó el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva al evaluar la alta adhesión a la huelga general contra las reformas impulsadas por Michel Temer.

Ni los domingos las ciudades tienen un tránsito tan ligero, comentó Lula en alusión al escaso movimiento en las calles, lo cual interpretó como 'una clara demostración de que las personas decidieron paralizar (el país) en protesta' contra la retirada de derechos, las reformas laboral y jubilatoria, el desempleo y la reducción salarial.

La huelga -dijo en declaraciones a la radio- tuvo la adhesión de las amas de casa, los trabajadores de pequeños comercios. 'Es una satisfacción saber que el pueblo brasileño está tomando conciencia', subrayó.

Por su parte, la ex mandataria Dilma Rousseff utilizó las redes sociales para destacar que el amplio respaldo al paro nacional evidencia que 'el pueblo brasileño es valiente y capaz de resistir otro golpe'.

La movilización en defensa de los derechos laborales y del sistema de pensiones une a los trabajadores y muestra la fuerza de su resistencia, constató.

Aun sin darse a conocer un balance preliminar de la huelga general, el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, estimó que la medida de fuerza de este viernes es sin dudas la mayor realizada en el país.

En diálogo con la publicación Congreso en foco, Freitas consideró que la demostración de hoy supera el gran movimiento de 1989 cuando en todo el país 35 millones de trabajadores dejaron de trabajar.

La paralización convocada por las principales centrales sindicales con el respaldo de los frentes Brasil Popular y Pueblo Sin Miedo y de diversas comunidades religiosas se hizo sentir con fuerza particular en el sistema de transporte, pues las afectaciones abarcaron a todas las principales ciudades del país.

Profesores de todos los niveles de enseñanza, bancarios, vigilantes, servidores públicos, trabajadores de la limpieza urbana y los correos también tuvieron una amplia presencia en las movilizaciones, al igual que el sector petrolero.

De acuerdo con la CUT, la adhesión a la huelga en diversas unidades de Petrobras es del ciento por ciento. Seis refinerías, igual cantidad de terminales de distribución y 26 plataformas de la cuenca de Santos están paralizadas.

El paro es acompañado, en las principales urbes de Brasil, por un ostensivo despliegue de la Policía Militar, que ya reprimió algunas manifestaciones en Sao Paulo y Río de Janeiro utilizando bombas de aturdimiento, sprays de pimienta y gases lacrimógenos.