Washington, 22 ene (RHC) Cientos de miles de trabajadores federales estadounidenses aguardan este lunes para regresar a sus puestos, tras un fin de semana de cierre de las dependencias del Gobierno e intercambio de acusaciones entre demócratas y republicanos por la falta de fondos.
Tal situación no se veía desde octubre de 2013, cuando durante dos semanas fueron suspendidos más de 800 mil empleados de los distintos departamentos -ministerios- de la administración, recuerda Prensa Latina.
El cierre comenzó el pasado sábado debido a la incapacidad de los legisladores para conciliar un plan de gastos. Ocurrió al cumplirse el primer aniversario de la toma de posesión del presidente Donald Trump.
La víspera, el director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Mick Mulvaney, pronosticó que dicha situación podría extenderse durante más de una semana.
Creo que los demócratas quieren perjudicar al presidente y verlo dar su primer discurso sobre el Estado de la Unión -el 30 de enero-, bajo un cierre, opinó Mulvaney en diálogo con la televisora Fox News.
Aunque las negociaciones se mantienen entre los principales líderes del Capitolio con el objetivo de votar alguna medida provisional este lunes, la posible solución sigue sin advertirse.
La Cámara de Representantes aprobó el viernes una medida provisional hasta el 16 de febrero, pero el Senado la rechazó debido a que no contempla una solución para los cerca de 800 mil jóvenes indocumentados traídos en la niñez por sus padres y que se encuentran amenazados de deportación.
El gobedrnantge canceló el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que los ampara de la expulsión, y dio a los legisladores hasta el 5 de marzo para hallar una solución al respecto.
Los republicanos han etiquetado la situación como el 'cierre de Schumer', en referencia al líder de la minoría en la Cámara alta Charles Schumer, mientras que los demócratas han señalado como culpables a Trump y los republicanos, con mayoría en ambas cámaras del órgano legislativo.
Este domingo, Trump sugirió que los republicanos deberían recurrir al uso de la llamada opción nuclear para aprobar el financiamiento del Gobierno, a lo cual se opuso el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Para la aprobación de un proyecto de ley de este tipo se requiere tres quintas partes de los votos del hemiciclo, lo que equivale a 60 sufragios.
Sin embargo, bajo la denominada opción nuclear, la iniciativa podría recibir el visto bueno con una mayoría simple de 51 votos.
Precisamente, los republicanos cuentan con 51 senadores, frente a 47 demócratas y dos independientes.