Lima, 5 abr (RHC) El nuevo canciller peruano, Néstor Popolizio, comunicó este jueves que gobernantes de 20 países, sobre un total de 35, confirmaron su participación en la octava Cumbre de las Américas, de la que insistió en excluir a Venezuela.
Durante una conferencia de prensa en Lima, calificó Popolizio las confirmaciones como una buena noticia y un respaldo a su país, mientras, expresó que la nación está preparada para recibir a los importantes jefes de Estado y sus delegaciones participantes en la cita presidencial, a realizarse los días 13 y 14 de abril.
El titular destacó como tema de la cumbre Gobernabilidad democrática frente a la corrupción y la concertación de medidas contra ese mal, aludió una serie de reuniones preparatorias de la cumbre, de la sociedad civil, la juventud, los pueblos indígenas, los parlamentos y los empresarios, cuya representatividad es objeto de críticas en varios casos.
Por otra parte, luego de anunciar el pasado gobierno de Pedro Pablo Kuczynski la marginación de Venezuela, Maduro invocó la carencia de legalidad de la medida y advirtió que vendrá a la cumbre de todas maneras.
La exclusión de la nación venezolana carece de consenso regional y ha recibido en Perú críticas diplomáticas, políticas, jurídicas y periodísticas que aconsejaron al nuevo gobierno de Martín Vizcarra dejarla sin efecto, así como de los países de la Alternativa Bolivariana para Nuestra América.
Mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, pretenderá presentar a su país en la cercana VIII Cumbre de las Américas como el socio ideal en temas económicos y comerciales.
Según la fuente, que pidió el anonimato durante una conferencia telefónica, el propósito de Trump es combatir en esta región lo que Washington denomina agresión económica.
En ese sentido, el funcionario mencionó a China, e insistió en que Estados Unidos debería seguir siendo el socio preferido por los países del continente americano.
Recientemente, investigadores del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos, de la Universidad de La Habana, Cuba, se refirieron en diálogo con Prensa Latina a un escenario más hostil en Lima al que imperó tres años atrás en Panamá, sede de la VII Cumbre de las Américas.
El entonces presidente norteamericano, Barack Obama, trató de ajustarse a la realidad regional, marcada por la presencia de gobiernos progresistas y del reclamo de la invitación a Cuba, que acudió por primera vez a la cita, y la celebración del comienzo del acercamiento entre La Habana y Washington.
Obama buscó proyectar una imagen de mayor accesibilidad y voluntad de diálogo, apelando al llamado poder inteligente, una mezcla del duro y del blando, aunque sin renunciar a la IV Flota, el Plan Colombia y las bases militares, señalaron los expertos Ernesto Domínguez y Dalia González.
La retirada de la invitación a Venezuela para la VIII Cumbre, las amenazas de agresión contra ese país y la escalada en el discurso hostil contra la Revolución cubana permiten anticipar un ambiente tenso en la capital peruana.
A juicio de Domínguez y González, con Trump parecen retornar a la Casa Blanca las posturas de poder, y América Latina representa una zona clave para Estados Unidos en el objetivo de proyectar su política exterior, al margen de opiniones y criterios sobre prioridades estratégicas.