Brasilia, 29 may (RHC) El paro que camioneros autónomos mantienen contra la política de combustibles del gobierno de Michel Temer debe continuar hoy por noveno día y con costosos reflejos en los más diversos sectores de la economía.
Aunque en un discurso pronunciado la víspera Temer dijo tener la 'absoluta convicción' que la huelga de los transportistas de carga estaba por finalizar, un informe de la Policía Vial Federal (PRF, por sus siglas en portugués) reveló que todavía existen 594 puntos de aglomeración de manifestantes, resalta Prensa Latina.
De otro lado, y en una información publicada por el portal UOL, líderes del movimiento que desde el pasado día 22 permanecen en las inmediaciones de la localidad paulista de Embu das Artes y que no accedieron a identificarse aseguraron que permanecerán allí al menos hasta mañana.
Vamos continuar porque los 46 centavos (en la disminución del precio del diesel ofrecida ayer por el gobierno) es una ofensa para la gente, explicaron los manifestantes, que afirmaron tener estacionados en la zona más de siete mil 500 camiones.
Los efectos del paro de los transportistas de carga, además de en la falta de combustible, se ha hecho sentir con fuerza en sectores como la industria alimentaria.
La Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA) estimó las pérdidas sufridas en unos tres mil millones de reales (cerca de 900 millones de dólares).
La entidad precisó que 167 frigoríficos están parados, más de 235 mil trabajadores vieron interrumpidas sus labores y 100 millones de aves murieron por falta de alimentación o fueron sacrificadas; otros 100 millones, así como 20 millones de cerdos enfrentan también el riesgo de morir si no le llegan alimentos.
Adicionalmente, desde el inicio de la medida de fuerza volúmenes próximos a las 120 mil toneladas de carne de pollo y de cerdo dejaron de ser exportados y 300 millones de litros de leche tuvieron que desecharse al no poder ser transportados para su procesamiento.
Solo en Río de Janeiro, y de acuerdo con la federación estadual del ramo, la producción de la industria de transformación decreció como promedio en un 44 por ciento. El 58 por ciento de las fábricas tuvo la producción directamente afectada y un 16 por ciento de éstas llegaron a parar por lo menos un día.
Incluso la Petrobras, cuya política de revisión casi diaria del precio de los combustibles actuó como detonante del paro de los camioneros autónomos, sufrió pérdidas estimadas en 126 mil millones de reales (más de 34 mil 500 millones de dólares) en valor de mercado, indicó la víspera el diario digital Brasil 247.
El Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Diesse) subrayó que la administración de Pedro Parente -al mando de la estatal desde julio de 2016- abrió espacio para el aumento de la participación de empresas privadas en el sector y para la entrada de capital extranjero.
La decisión de practicar la paridad internacional en los precios desencadenó una serie de efectos sobre la economía brasileña, afectando directamente a los consumidores y a sectores industriales que utilizan derivados del petróleo, tornando al país más vulnerable a los efectos externos, y reduciendo la capacidad de intervención sobre los precios.
Como empresa estatal, puntualizó el Diesse, la Petrobras debería actuar para preservar los intereses nacionales y no para favorecer a los inversionistas extranjeros y a los especuladores que ganan con la libre fluctuación de precios.
(Prensa Latina)
