Naciones Unidas, 5 sep (RHC) El embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti, destacó, este miércoles, que la situación en Nicaragua está lejos de ser una amenaza para la paz internacional, lo cual fue respaldado por varios miembros del Consejo de Seguridad.
En ese sentido, rechazó la sesión en el Consejo dedicada a ese país, pues la instancia debe abordar aquellos asuntos que representen un peligro para la paz y la seguridad internacionales.
Nicaragua no es un amenza ni para la región ni para el mundo, dijo el diplomático boliviano y pidió evitar la instrumentalización política y económica del órgano de 15 miembros.
Para Llorenti, resulta un despropósito traer a colación los asuntos internos de esa nación centroamericana y de cualquier otro Estado miembro de la ONU.
Fue en los meses de abril y mayo que ocurrieron manifestaciones violentas en Nicaragua, y en la actualidad, la situación en ese país es de relativa calma, por qué Estados Unidos decide analizar esto ahora, cuestionó.
La violencia en Nicaragua dejó centenares de personas muertas y heridas, lamentó el embajador, pero Managua activa mecanismos institucionales para que los responsables sean debidamente procesados con el mayor rigor de la ley.
También recordó que la Carta de la ONU establece el principio de no injerencia en los asuntos internos de los países y se opuso a la manipulación del concepto de diplomacia preventiva, porque -lejos de aliviar una situación de crisis- puede contribuir a empeorarla.
Asimismo, pidió respetar siempre los principios de soberanía: el gran elefante del que no se habla en esta cámara tiene que ver con el intervencionismo, la injerencia, los abusos y amenazas del uso de la fuerza.
Esas acciones han generado las peores sistuaciones en Libia, Siria e Iraq y demuestran lo nefasto de promover situaciones de inestabilidad para usarlas a favor de políticas de cambio de regimen y de control de recursos naturales
Llorenti hizo un recuento histórico de cómo Estados Unidos ofreció apoyo financiero, económico y militar a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua y de su respaldo a sectores violentosde oposición.
Del mismo modo, denunció a quienes emplean un discurso en defensa de la democracia por una parte, y por la otra financian la inestabilidad y los golpes de Estado.
El verdadero interés entonces no es la defensa de los derechos humanos porque si así fuera, Estados Unidos firmaría todos los tratados de ese tema, no habría abandonado el Consejo de Derechos Humanos y no promovería el encarcelamiento de solicitantes de asilo, apuntó.
Las delegaciones de Rusia, China, Etiopía y Kuwait coincidieron con ese planteamiento, en tanto otros miembros del Consejo mostraron preocupación por la violencia.
Para Llorenti, resulta un despropósito traer a colación los asuntos internos de esa nación centroamericana y de cualquier otro Estado miembro de la ONU.
Fue en los meses de abril y mayo que ocurrieron manifestaciones violentas en Nicaragua, y en la actualidad, la situación en ese país es de relativa calma, por qué Estados Unidos decide analizar esto ahora, cuestionó.
La violencia en Nicaragua dejó centenares de personas muertas y heridas, lamentó el embajador, pero Managua activa mecanismos institucionales para que los responsables sean debidamente procesados con el mayor rigor de la ley.
También recordó que la Carta de la ONU establece el principio de no injerencia en los asuntos internos de los países y se opuso a la manipulación del concepto de diplomacia preventiva, porque -lejos de aliviar una situación de crisis- puede contribuir a empeorarla.
Asimismo, pidió respetar siempre los principios de soberanía: el gran elefante del que no se habla en esta cámara tiene que ver con el intervencionismo, la injerencia, los abusos y amenazas del uso de la fuerza.
Esas acciones han generado las peores sistuaciones en Libia, Siria e Iraq y demuestran lo nefasto de promover situaciones de inestabilidad para usarlas a favor de políticas de cambio de regimen y de control de recursos naturales
Llorenti hizo un recuento histórico de cómo Estados Unidos ofreció apoyo financiero, económico y militar a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua y de su respaldo a sectores violentosde oposición.
Del mismo modo, denunció a quienes emplean un discurso en defensa de la democracia por una parte, y por la otra financian la inestabilidad y los golpes de Estado.
El verdadero interés entonces no es la defensa de los derechos humanos porque si así fuera, Estados Unidos firmaría todos los tratados de ese tema, no habría abandonado el Consejo de Derechos Humanos y no promovería el encarcelamiento de solicitantes de asilo, apuntó.
Las delegaciones de Rusia, China, Etiopía y Kuwait coincidieron con ese planteamiento, en tanto otros miembros del Consejo mostraron preocupación por la violencia.