Roma, 31 oct (RHC) Los trabajadores que realizaban labores de remodelación de la embajada de la Santa Sede en Italia descubrieron fragmentos de huesos humanos, descubrimiento inmediatamente relacionado por la prensa con la desaparición de la joven Emanuela Orlandi en 1983 en pleno centro de la ciudad de Roma.
La familia de la adolescente pidió aclaraciones al Vaticano tras el anuncio oficial realizado la víspera por el vocero del papa, pues el hecho había sido relacionado con jerarcas de la Iglesia, con la mafia y también con el turco Ali Agca, autor del atentado contra Juan Pablo Segundo en 1981.
La fiscalía italiana abrió inmediatamente una investigación y ordenó a la policía científica establecer la edad y el sexo de los restos descubiertos, así como la fecha y el motivo de la muerte.
En 1983 además de Orlandi, otra adolescente desapareció misteriosamente en Roma, Mirella Gregori, por lo que podría tratarse también de sus huesos.
La posibilidad de que los restos óseos hallados en un local anexo a la nunciatura apostólica en Roma pertenezcan a dos personas diferentes, emergió como dato adicional a las investigaciones del hecho.
Fuentes vinculadas a las pesquisas citadas por varios medios indican que durante los trabajos de restauración en el inmueble propiedad extraterritorial de la Santa Sede en Roma, se encontró un esqueleto casi completo, además de otros restos.
Aunque las mismas fuentes recuerdan antecedentes de hechos similares en instalaciones de la iglesia, donde era habitual enterrar los cadáveres debajo de los pisos, los principales medios italianos suscriben la hipótesis de que los restos descubiertos pertenecen a dos adolescentes desaparecidas en 1983.
Emanuela Orlandi y Mirella Gregori se nombraban las dos jóvenes de 15 años edad, entre quienes no existía ningún vínculo, desaparecidas en Roma en incidentes separados sin que hasta ahora las pesquisas en torno a los dos casos arrojaran resultados concretos.
La atención principal de los medios se centra en Orlandi, súbdita del Vaticano e hija de un empleado de la Santa Sede, aparentemente secuestrada el 22 de junio de 1983 tras salir de la escuela donde cursaba estudios de piano, solfeo, flauta y canto coral.
A través de un escueto comunicado la Santa Sede confirmó la víspera el hallazgo de “fragmentos de restos óseos humanos” durante labores de restructuración en un local anexo a la nunciatura apostólica en Italia, ubicada en Roma.
Según el texto, el Cuerpo de la Gendarmería intervino de inmediato en el lugar e informó a los superiores de la Santa Sede, que a continuación informaron a las autoridades italianas para las pesquisas oportunas y la necesidad de colaboración en el asunto.
En el estado actual –señaló el documento- el procurador jefe de Roma, Giuseppe Pignatone, delegó en la Policía Científica y la Escuadra Móvil de la policía de Roma para establecer la edad, el sexo y la fecha del fallecimiento.
