Tokio, 16 nov (RHC) El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, acordaron agilizar las negociaciones para firmar un tratado de paz, en una reunión paralela a la cita anual de la ASEAN, Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que concluye en Singapur.
En el encuentro, Putin y Abe convinieron retomar las conversaciones para solucionar el problema territorial de las islas Kuriles, partiendo de la declaración soviético-japonesa de 1956.
El referido documento afirmaba que la Unión Soviética estaba dispuesta a entregarle a Japón dos de las cuatro islas tras la firma del tratado de paz.
Expertos aseguran que la rúbrica del acuerdo supondría un gran avance para resolver un tema que ha condicionado los vínculos entre ambos países desde hace décadas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, descartó que las sanciones occidentales contra Moscú afecten a las cooperaciones de Rusia con los Estados de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
“Esto no puede detener ni el avance tecnológico ni económico, por eso nuestra cooperación continuará”, dijo el mandatario ruso en una rueda de prensa desde Singapur, en donde concluye una visita que comenzó el pasado martes.
Putin, quien viajó a Singapur para participar en la cumbre de la Asean y sostener una serie de reuniones bilaterales, señaló que 'el 25% de nuestro intercambio comercial corresponde a los países asiáticos', cita este jueves Sputnik. El comercio, agregó, creció el año pasado un 27% y llegó aproximadamente a los 2.000 millones de dólares.
Las relaciones entre Moscú y Occidente empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
Ese mismo año, la UE, Estados Unidos y varios países de su órbita impusieron sanciones a Rusia por su supuesto papel en la crisis interna ucraniana, algo que Moscú rechaza rotundamente.
Además Washington ha esgrimido distintos argumentos para aprobar varios paquetes de restricciones, en particular contra las compañías energéticas y del sector de la defensa de Rusia.
Moscú cataloga estas limitaciones estadounidenses como competencia desleal por los mercados.