Beirut, 13 nov (RHC) Miles de libaneses protagonizan una protesta en el país demandando la renuncia del presidente Michel Aoun por una entrevista retransmitida por la televisión pública.
En la percepción popular Aoun insultó a los ciudadanos al decir que “si (a) los manifestantes no les gusta una persona decente con autoridad, que emigren'.
Con posterioridad la oficina presidencial emitió un comunicado para aclarar sobre los comentarios del jefe de Estado, en el cual se señala que malinterpretaron las palabras de Aoun.
“El presidente dijo que si no hay personas decentes del movimiento (antigubernamental) para participar en una discusión, déjenlos emigrar porque en este caso no alcanzarán una posición de autoridad”, refiere el texto explicativo.
Las protestas, que comenzaron el 17 de octubre último, parecían mermar en cuanto a participantes y energía y se concentraban contra instituciones oficiales y residencias de políticos.
Los medios locales de prensa informaron que Aoun propuso reunirse de inmediato con representantes de las manifestaciones, pero la multitud respondió que era imposible escoger personas para hablar en nombre de todos.
Beirut se mantuvo otra vez cerrada al tráfico hacia el norte y al igual que en varios puntos de la carretera internacional hacia Damasco, la capital de Siria.
La ministra del Interior de El Líbano, Raya El Hassan, reveló hoy que se estudian medidas más rigurosas de seguridad para proteger a los bancos ante la avalancha de protestas que comenzaron el 17 de octubre último.
El Hassan se reunió con una delegación de la Asociación de Bancos de El Líbano, encabezada por su presidente, Salim Sfeir, quien recabó garantías de seguridad y protección para los empleados.
Durante los últimos dos días, las instituciones bancarias mantuvieron cerradas sus puertas, que abrieron solo en pocas oportunidades, después de mantenerse sin operar 12 jornadas hábiles a causa de las protestas antigubernamentales.
La situación financiera en El Líbano vive su peor momento desde la guerra civil de 1975 a 1990, con una presión mayor por 28 días consecutivos de multitudinarias protestas.
Para evitar fugas de capitales, los bancos pusieron límite a la hora de retirar efectivo y también al negarse a vender dólares se disparó la tasa cambiaria extraoficial.
Por ese motivo, comenzaron a escasear artículos y productos, incluso suministros médicos, para los cuales los mayoristas exigen pago en divisas.
Los directores de hospitales anunciaron que entrarán mañana en crisis por carencia de medicamentos, mientras que los propietarios de gasolineras comenzaron a cerrar por falta de combustible.