Ankara, 28 feb (RHC) Varias caravanas de migrantes y refugiados, provenientes en su mayoría de Asia y Oriente Medio, se desplazan a zonas fronterizas de Turquía con países de la Unión Europea.

En ciudades como Estambul, Edirne, Esmirna se reportó que cientos de personas intentan llegar a los límites terrestres o marítimos con territorios comunitarios, mientras las autoridades turcas niegan la apertura de sus fronteras a Europa.

El hecho ocurre tras una escalada de enfrentamientos en la provincia siria de Idlib, donde militares turcos participaron junto a  terroristas en un ataque contra tropas del gobierno de esa nación del Levante.
            
Varios medios periodísticos nacionales reportaron que guardias fronterizos no impiden el paso de los migrantes, pero el Gobierno refutó la apertura del flujo hacia Europa en apoyo a un acuerdo firmado en 2016 con la UE para evitar las llegadas a Grecia.

Turquía es el país con más refugiados en el mundo, por encima de los cuatro millones, y en su mayor parte de Siria, seguido por Afganistán, Irán, Iraq y Somalia, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones del año pasado.

A raíz de estos eventos recientes, Grecia y Bulgaria reforzaron sus fronteras, en consonancia con sus políticas antiinmigrantes, y la falta de gestión y acuerdo del bloque comunitario para acoger a quienes huyen del hambre o a consecuencia de guerras o persecuciones políticas.

La UE, por su parte, ratificó la posición de Turquía y anunció una evaluación de la situación migratoria en fronteras “para después tomar decisiones”, en clara alusión al despliegue de agentes para evitar el arribo masivo de personas.