Washington, 29 marzo (PL) Estados Unidos superó los 2 mil muertos y más de 121 mil infectados por el nuevo coronavirus causante de la Covid-19, informó hoy la televisora CNN.

Mientras, llueven las críticas a las autoridades porque a medida que se propagó el virus entre finales de enero y principios de marzo, no se realizaron pruebas a gran escala de personas que podrían haber estado infectadas debido a fallas técnicas, obstáculos normativos, burocracias que no cambian y falta de liderazgo en múltiples niveles.

Según el diario The New York Times los tres organismos federales de salud responsables de detectar y combatir las amenazas de pandemia no se prepararon con la suficiente rapidez.

Incluso, precisa, mientras los científicos miraban a China y hacían sonar las alarmas, ninguno de los directores de las agencias transmitió la urgencia necesaria para estimular una defensa sin trabas.

La afirmación es resultado de entrevistas con más de 50 funcionarios de salud pública actuales y anteriores, funcionarios de la administración, científicos de alto nivel y ejecutivos de empresas.

Asegura la publicación que el doctor Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), confió en los científicos veteranos de la agencia para desarrollar una prueba para el coronavirus.

Pero cuando la prueba resultó tener un defecto, el CDC tardó gran parte de febrero en encontrar una solución. Mientras tanto, el virus se estaba propagando sin ser detectado, sostiene la publicación.

Se suponía que el doctor Stephen Hahn, el comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos, debía ayudar a crear una capacidad nacional de pruebas aprobando las pruebas de diagnóstico desarrolladas por el sector privado.

Sin embargo, asegura el Times, hizo cumplir las regulaciones que paradójicamente hacían más difícil para los hospitales y laboratorios desplegar tales pruebas en una emergencia.

Juntos, los desafíos resultaron en un mes perdido, cuando el país desperdició su mejor oportunidad de contener la propagación del coronavirus. En lugar de ello, los estadounidenses se quedaron en gran medida ciegos ante la magnitud de la catástrofe de salud pública que se avecinaba, causante hasta ahora de 121 mil 289 infectados y dos mil 46 fallecidos.

Mientras tanto, el presidente Donald Trump se negó a imponer una cuarentena en Nueva York (epicentro de la pandemia), Nueva Jersey y Connecticut, y dijo que emitiría un 'fuerte' aviso de viaje que sería implementado por los gobernadores de los tres estados.

En declaraciones a la televisora CNN, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, criticó la idea, llamándola 'una declaración de guerra a los estados'.

Además el político cuestionó los desafíos logísticos, así como el mensaje que presentaría tal orden. 'Si empiezas a amurallar áreas en todo el país, sería totalmente extraño, contraproducente, antiamericano, antisocial', dijo citado por el Times.

El fantasma de una cuarentena federal siguió a una ola de gobernadores que, temerosos de que el virus se propagara aún más por sus estados, ordenaron a las personas que habían viajado desde Nueva York que se aislaran durante dos semanas después de su llegada.