Beijing, 22 sep (RHC) China y El Vaticano llegan hoy al segundo año de su acuerdo provisional sobre la designación de obispos en medio de negociaciones para renovarlo, que significaría otro paso más en el acercamiento y confianza mutua.
Según fuentes cercanas al proceso, el papa Francisco dio el visto bueno para prorrogar el texto hasta 2022 y quizás en un mes las partes podrían sellarlo.
Incluso algunas voces comentaron que las pláticas podrían conllevar a la rúbrica de un pacto formal, pues la experiencia de los últimos dos años fue positiva y allanó el camino hacia la normalización de los vínculos.
En esta fecha de 2018 se firmó el convenio que contempla el reconocimiento por la Santa Sede de los sacerdotes nombrados por Beijing, que a su vez respeta la autoridad del papa como jefe de la Iglesia Católica.
Definir su contenido implicó meses de negociaciones y al suscribirlo las partes se comprometieron a laborar juntas para optimizar los lazos diplomáticos, interrumpidos desde 1951.
Ese hecho dio lugar a la primera reunión en décadas de los jefes de la diplomacia de China y El Vaticano en febrero pasado y justo cuando emergía la pandemia de la Covid-19.
Analistas interpretaron el encuentro entre el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, y Paul Gallagher, secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede, como una muestra de voluntad para fomentar un entendimiento mayor y al mismo tiempo cooperar en la salud y la medicina.
Antes, en 2019, la universidad de Peking acogió una conferencia sobre el papa Francisco, su visión y dedicación al cuidado de los pobres y marginados, un hecho sin precedentes aquí.
Mientras en el mundo de la cultura, la Ciudad Prohibida presentó una exhibición de 78 piezas valiosas que integran al catolicismo con el arte chino y la Santa Sede participó la Exposición Internacional de Horticultura aquí.
En opinión del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, los canales de comunicación entre Beijing y Roma fluyen bien y el pacto alcanzado hace dos años es un punto de partida hacia una mayor cooperación.
El diálogo entre las partes –indicó- se enfoca en la búsqueda de soluciones prácticas para las vidas de quienes desean profesar la fe católica pacíficamente y contribuir de manera positiva al desarrollo del país.
'Ahora nos conocemos mejor, nos escuchamos y entendemos la necesidad de mantener el diálogo de la mejor manera (…) Lo más importante es que el diálogo debe conducir progresivamente a más consenso y frutos', enfatizó el cardenal.
(Prensa Latina)