Addis Abeba, 25 nov (RHC) El gobierno de Etiopía condenó hoy la matanza cometida en la ciudad de Maikadra por una organización violenta del estado regional de Tigray denominada Samri, que segó la vida de al menos 600 civiles.

La víspera, la Comisión de Derechos Humanos etíope (CEDH) aseguró que el grupo, compuesto por jóvenes, masacró a civiles en ese occidental asentamiento de la región étnica, según las conclusiones preliminares de una investigación iniciada dos semanas atrás.

Son desgarradores los resultados obtenidos por la CEDH (siglas en inglés) sobre las graves acciones del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y confirman otros informes acerca del incidente, dijo el gobierno por medio de un comunicado.

El mundo, señala la comunicación, ha sido testigo una vez más de los atroces crímenes de la camarilla del TPLF (siglas en inglés) que Etiopía sufre.

Este ataque no es un simple acto delictivo, sino una grave violación de los derechos humanos premeditada y cuidadosamente coordinada, asevera.

Samri, explica, contó con el apoyo de las fuerzas de seguridad leales al Frente para matar a cientos de personas como parte de un plan dirigido contra la población civil, específicamente personas de origen amhara y wolkait.

El texto insta a la comunidad internacional a condenar los asesinatos y a sus autores, y afirma que las autoridades gubernamentales no escatimarán esfuerzos para colocar a los responsables ante los órganos de justicia.

De acuerdo con la indagación, la Masacre de Maikadra, como es conocida ya, sucedió la noche del pasado 9 de noviembre para realizar una limpieza racial y antes de la llegada del ejército federal.

La cantidad de fallecidos puede ser mayor a la estimada hasta ahora, porque los peritos registraron decenas de pobladores cuyo paradero no está determinado y tienen informes de cadáveres escondidos en campos fuera de la ciudad.

Los homicidas realizaron redadas puerta a puerta y en los propios hogares acabaron con la vida de muchísimos etíopes, tras golpearlos con palos y apuñalarlos, agredirlos con hachas y machetes, o estrangularlos, reveló la Comisión.

Mientras grupos de 20 o 30 agresores acompañados por tres o cuatro policías realizaban los linchamientos, añade, otros agentes colocados en los cruces de calles dispararon contra quienes intentaron escapar.

(Prensa Latina)