“El deber de los almirantes retirados no es publicar eñ`declaraciones con insinuaciones de un golpe de Estado político. Ningún funcionario retirado tiene el derecho de tomar ese camino”, manifestó el primer mandatario turco durante un acto en Ankara, la capital.
Con estas declaraciones, Erdogan hacía alusión a una carta firmada por 104 almirantes retirados en la que alegaron que la construcción de canal Estambul, que conectará el mar Negro con el mar Egeo, representa una amenaza y va a resultar en la salida del país de la Convención de Montreux, que regula el paso de los buques por los estrechos turcos del Bósforo y de los Dardanelos, y el mar de Mármara.
“Con la firma de almirantes retirados, esta declaración supone una difamación contra las Fuerzas Armadas turcas”, destacó el jefe de Estado, para luego enfatizar que su Gobierno adoptará una “postura firme” frente a dicho intentos desestabilizadores.
Erdogan tildó de “completamente incorrecto” vincular el canal propuesto a la referida convención, agregando que la nueva ruta de navegación “reforzará nuestra soberanía”.
La carta en cuestión ha generado una oleada de críticas en este país. En un mensaje en Twitter, el portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, dijo que los firmantes no son nada más que unos “miserables y ridículos”.
La Fiscalía de Turquía detuvo a diez de los almirantes que suscribieron la misiva, acusándolos de “cometer un crimen contra la seguridad del Estado y el orden constitucional”.
El canal de 45 kilómetros está destinado a proporcionar alivio al tráfico marítimo entre el mar Negro y el mar de Mármara. Es uno de los megaproyectos más estratégicos de Turquía.