Cumbre
París, 24 junio (RHC) La urgencia de reformar la arquitectura financiera frente a desafíos como la pobreza y el cambio climático, es una realidad conocida y denunciada que repercutió aquí en la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.
No sorprende este resultado del foro de dos días convocado por el presidente francés, Emmanuel Macron, con alrededor de 40 jefes de Estado y de Gobierno presentes, al fin y al cabo el nombre del evento lo sugería, la pregunta es si los responsables y los beneficiados con el actual orden están dispuestos a responder al reclamo.
Ningún país debería verse obligado a escoger entre la reducción de la pobreza y la protección del planeta, afirmó el mandatario anfitrión en el diálogo de alto nivel que cerró la cumbre con sede en el Palacio de la Bolsa de París, donde sin sorpresas las mayores críticas se las llevaron las instituciones de Bretton Woods.
Macron consideró la reunión una señal de comienzo del camino hacia la construcción de la nueva arquitectura, “con nuevos instrumentos y metodologías, más dinero y reformas en sus instituciones”.
Sin embargo, nada en verdad apunta a que los países del Sur, atrapados en la pobreza, el subdesarrollo y la falta de recursos para combatir el cambio climático, puedan calificar de exitosa la cumbre o asumir que las cosas serán diferentes a partir de hoy.
Casi siempre sonriente, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, esgrimió la necesidad de ir paso a paso, ante el riesgo de la prisa, cuando líderes africanos demandaron más financiación para las naciones en desarrollo, además de los 100 mil millones de dólares prometidos a los más pobres.
Al intervenir en la reunión a nombre del Grupo de los 77 más China, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, abordó la urgencia de la situación y la necesaria voluntad política de los decisores para transformar el escenario imperante.
“No revelo ningún secreto si afirmo que las consecuencias más nefastas del actual orden económico y financiero internacional profundamente injusto, antidemocrático, especulativo y excluyente gravitan con mayor fuerza sobre las naciones en desarrollo”, advirtió el presidente pro tempore del bloque que aglutina a 134 de los 193 Estados miembros de la ONU.
En ese sentido, llamó a replantear las bases actuales que definen las relaciones Norte-Sur y la coexistencia en el planeta, e instó a los líderes a no pasar a la historia como los que no pudieron marcar la diferencia en el destino común.
De acuerdo con Díaz-Canel, la actual arquitectura financiera representa un obstáculo para la materialización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, criterio también expuesto en la cumbre por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
“Nuestros pueblos no pueden y deben seguir siendo laboratorios de recetas coloniales y de renovadas formas de dominación que emplean la deuda, la arquitectura financiera internacional actual y las medidas coercitivas unilaterales para perpetuar el subdesarrollo e incrementar las arcas de unos pocos a expensas del Sur”, sentenció el líder cubano.
También contundente fue el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, al aseverar que las instituciones de Bretton Woods, creadas después de la Segunda Guerra Mundial, no funcionan y no responden a las aspiraciones y los intereses de la sociedad.
El Banco Mundial y el FMI dejan mucho que desear respecto a lo que la gente espera, seamos claros, fustigó sentado al lado de Macron en el cierre del foro para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.
La cumbre es ya historia, y la aspiración es que constituya ciertamente un punto de partida hacia un orden más justo y solidario frente a desafíos impostergables, pero los viejos actores y las grandes potencias tendrán que mostrar señales concretas de que están dispuestas a aceptar un cambio de reglas.(Fuente:PL)