Washington, 3 may (RHC) El republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton pudieran confirmar hoy que nada detendrá sus aspiraciones de enfrentarse en noviembre por la presidencia de Estados Unidos.
El magnate inmobiliario neoyorquino enfrenta el reto de dos rivales aún en campaña en las primarias de este martes en Indiana - reparte 51 delegados-, donde el senador Ted Cruz (Texas) y John Kasich, gobernador de Ohio, con la complicidad de muchos miembros de la maquinaria partidista, se confabulan para detener su avance hacia los mil 237 delegados para ser el nominado, señala Prensa Latina.
Pese a los esfuerzos en su contra, el puntero entre los republicanos mantiene la ventaja e incluso, en ocasiones supera al senador Cruz por más de 15 puntos, según encuestas.
Una pesquisa de NBC News/Wall Street Journal/Marist divulgada el domingo último mostraba a Trump con 49 por ciento de apoyo, seguido por Cruz con 34 por ciento y Kasich con 13 por ciento.
Pese a alianzas y otras componendas en su contra, el multimillonario neoyorquino se perfila como el ganador de hoy, para aumentar sus posibilidades de acercarse al número necesario, aunque hay estimados optimistas que le dan mil 250 boletas a la convención.
Pese al amplio margen en su contra, Cruz insiste en que seguirá en la puja con el interés de forzar una convención partidista negociada, y si pierde hoy en Indiana, asegura que no se retirará, no obstante, el estratega republicano Karl Rove subrayó la víspera que si el senador cede en el estado, la disputa habrá terminado.
Trump tiene 996 delegados por 565 Cruz, de acuerdo con un conteo de la Agencia Prensa Asociada, mientras Kasich solo consiguió 153.
En el bando de los demócratas, la carrera es más ajustada pero la ex secretaria de Estado Hillary Clinton marcha al frente del estado con un 50 a 46 por ciento de apoyo sobre su contrario, el senador por Vermont Bernie Sanders, de acuerdo con el mismo sondeo.
Aunque venció en varios estados, Sanders marcha alejado de Clinton en el total general de delegados, según dice, por el apoyo que tiene la fémina de los superdelegados que no son seleccionados por el voto popular, y que deben inclinar la balanza en la convención nacional demócrata en Filadelfia.