Beirut, 5 jun (RHC) Redadas y patrullajes militares en campamentos de refugiados y zonas conflictivas, captura de presuntos terroristas y reforzamiento del despliegue policial ilustran cuánto preocupa en El Líbano el deterioro de la seguridad en vísperas del Ramadán.
Tropas del ejército libanés llevaron a cabo operativos en la localidad de Arsal, en el noreste del valle de la Bekaa, limítrofe con Siria, y arrestaron a varios sospechosos de nexos con grupos terroristas en un campamento de refugiados sirios.
Una unidad de inteligencia de las Fuerzas Armadas de El Líbano arrestó a dos personas y les confiscó gran cantidad de armas y municiones, mientras la Seguridad del Estado detuvo a una célula terrorista en Aley, Monte Líbano, la cual tenía vínculos con el autodenominado Estado Islámico.
En días recientes, el ministro libanés de Industria, Husein Hach Hasan, aseguró que el Líbano ha gastado 10.000 millones de dólares en atender a los refugiados sirios huidos de la guerra, de los que solo ha recuperado el 10 por ciento.
La presencia de ese gran numero de personas ha obligado al país a duplicar sus esfuerzos y ha supuesto una carga extra para la infraestructura, ya deficiente debido a los tres lustros de guerra que vivió el país (1975-1990).
En su comparecencia, Hach Hasan también subrayó que el país "atraviesa un periodo difícil a nivel socio-económico" e instó a la comunidad internacional a ayudar al país adoptando un comercio equilibrado para compensar el gran volumen de importaciones.
En este sentido subrayó que el Gobierno se ha marcado como objetivo "aumentar las exportaciones de 3,5 mil millones de dólares a 5 mil millones de dólares y disminuir las importaciones" que superan los 21.000 millones de dólares.