Brasilia, 10 jun (RHC) Aunque la campaña mediática en su contra y el golpe contra la presidenta Dilma Rousseff sigan su curso, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva lidera todas las proyecciones de intención de voto para las elecciones presidenciales del 2018, de acuerdo con una encuesta publicada en Brasil este miércoles.
Según la encuesta citada por Telesur, el actual presidente interino de Brasil, Michel Temer, perdería ante cualquier candidato si se presentase en las elecciones del 2018.
Temer apenas alcanza una tasa de aprobación personal del 33,8 %, mientras que el índice de reprobación es del 40,4 %.
Su gobierno queda peor evaluado, pues apenas el 11,3 % de los encuestados lo aprueba, mientras que un 28 % tiene opinión negativa y un 30 % lo considera regular.
La mayoría de los brasileños considera que no ha habido mejoras, sino retrocesos en el país desde la llegada de Temer como presidente interino.
En los últimos meses, Lula ha manifestado su deseo de optar por la Jefatura del Estado, en aras de continuar la batalla social y económica a favor de los sectores más desposeídos. Pese a que dijo estar en edad de jubilarse, comentó que cuenta con la vitalidad necesaria para presentarse en los próximos comicios presidenciales.
Durante su Gobierno, que inició en el año 2003, se crearon más de 15 millones de puestos de trabajo y disminuyó la pobreza al sumarse 40 millones de brasileños a la clase media.
Lula estabilizó la economía brasileña y la hizo crecer en un promedio de 4,1 % anual. Canceló toda la deuda del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y redujo la tasa de desempleo que estaba en 10,5 % en diciembre del 2002 al 5,7 % en noviembre del 2010.
Su plan de brindarle acceso a la banca a la población humilde fue clave. En tan solo un año, 45 millones de brasileños tenían cuentas bancarias activas, lo que colaboró con la segunda estrategia del presidente: no dejarles a intermediarios la administración ni la entrega de estos recursos públicos.
Además, la erradicación del hambre fue prioridad durante su mandato, de tal manera que creó el Ministerio de Desarrollo Social y del Combate contra el Hambre. En seis años, la desnutrición de Brasil se redujo un 73 % y la mortalidad infantil un 45 %.
Tras dos lapsos presidenciales consecutivos, Lula dejó el cargo con el índice de popularidad más alto de la historia de Brasil: un 87 % y con un gran apoyo y respeto por parte de la comunidad internacional.