Madrid, 26 jun (RHC-PL) Las elecciones generales en España comenzaron este domingo marcadas por la ausencia de mayorías absolutas para garantizar la conformación de un gobierno, y el llamado de los cuatro principales candidatos a la presidencia a concurrir de manera masiva a las urnas para acabar con seis meses de ingobernabilidad.

A las urnas están convocados más de 36,5 millones de electores para renovar el Congreso de los Diputados (350 escaños) y el Senado (208 asientos), cámaras encargadas de elegir al presidente del Gobierno español.

Estos comicios, una repetición de los celebrados el pasado 20 de diciembre, son considerados los más reñidos en casi cuatro décadas, ante el auge de los emergentes Podemos y Ciudadanos, que hace seis meses quebraron la alternancia en el poder de los partidos Popular (PP) y Socialista Obrero Español (PSOE).

Todos los sondeos apuntan a un mayor hundimiento del bipartidismo entre el PP y el PSOE, sacudidos en los últimos años por escándalos de corrupción y responsabilizados por la ciudadanía con los duros recortes en servicios como la salud y la educación públicas.

Los conservadores, liderados por el presidente del Ejecutivo y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, encabezaron las encuestas, aunque muy distantes de la mayoría absoluta conseguida en 2011, con lo que tendrán que recabar apoyos si quieren seguir en el poder.

A diferencia de lo ocurrido hace seis meses, cuando quedó segundo, el PSOE sería relegado a la tercera posición por Unidos Podemos, coalición sellada entre Izquierda Unida y la agrupación de centroizquierda Podemos, que entonces concurrió sola y se ubicó detrás de los socialistas.

La cuarta organización en liza es el centroderechista Ciudadanos, que consolidaría su condición de cuarta fuerza política, de acuerdo con los sondeos.

Con un 30 por ciento de indecisos, las encuestas pronostican un voto similar al de diciembre, que deje dividido el Congreso de los Diputados en dos bloques ideológicos iguales, con el PP y Ciudadanos a un lado y el PSOE y Unidos Podemos al otro.

Este escenario y los vetos cruzados que los cuatro principales contendientes mantuvieron durante toda la campaña despiertan el temor a que los españoles se vean obligados a asistir a una tercera cita electoral antes de concluir 2016.

Acostumbrado durante más de tres décadas a la alternancia PP-PSOE, el país se vio abocado a esta segunda ronda ante el fracaso de la clase dirigente para llegar a un pacto de gobierno.

Roto el bipartidismo, las cuatro grandes fuerzas políticas tendrán que llegar a acuerdos para evitar una tercera convocatoria electoral.

Las posibles opciones para pactar fueron el principal asunto de debate en la campaña, que bascularon entre la propuesta del PP de coalición con el PSOE, al ofrecimiento de Unidos Podemos para conformar un ejecutivo progresista con los socialistas.