La Habana, 25 oct (RHC-PL) Analistas políticos cubanos insistieron hoy en que la reciente directiva emitida por el presidente Barack Obama y las medidas anunciadas responden, en primer lugar, a los intereses del Gobierno de Estados Unidos.
Durante el programa televisivo Mesa Redonda, dedicado al debate de temas de la actualidad cubana e internacional, los integrantes del panel convocado coincidieron en que esas disposiciones benefician más al Ejecutivo de la nación norteña que a los pueblos de los dos países.
Según el académico Jesús Arboleya, la directiva se ajusta a la naturaleza imperialista estadounidense, aunque se enmarca en una tendencia conocida como smart power o poder inteligente.
Arboleya recordó que esa doctrina busca seducir y cautivar en lugar de imponer y pondera a la negociación sobre la confrontación, pero aun así no renuncia al uso de la fuerza si las vías económicas, diplomáticas y de dominación cultural fallan.
Por su parte, el periodista y analista Reinaldo Taladrid hizo énfasis durante el debate en elementos contradictorios dentro de la citada directiva.
Como elemento fundamental señaló que, si bien mediante el documento se reconoce la soberanía y autodeterminación de Cuba y se asevera que no hay intenciones de 'imponer un cambio de régimen' en el país, el Gobierno estadounidense dejó claro que no tiene intenciones de modificar las disposiciones relacionadas con la base naval mantenida por Washington en la suroriental provincia cubana de Guantánamo.
Aunque ese territorio es ocupado en contra de la voluntad del pueblo y el Gobierno de Cuba, la administración estadounidense mantiene como pretexto que la instalación permite a esa nación mejorar y preservar la seguridad regional.
Mientras, Rosa Miriam Elizalde, subdirectora del sitio digital Cubadebate, señaló que, pese a la alegada intención norteamericana de no incidir en un cambio de régimen en la nación caribeña, Estados Unidos respalda numerosos programas abiertamente dirigidos al fomento de la subversión interna en el país caribeño.
Además de la directiva presidencial, los panelistas analizaron el alcance del más reciente paquete de medidas anunciado por el Gobierno estadounidense, el cual consideraron limitado y dictado específicamente en función de los intereses de la parte norteña.
Señalaron que, aunque positivas, ninguna de las disposiciones arremete directamente ni reduce de manera sustancial los efectos negativos del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos a Cuba desde hace más de medio siglo.
Igualmente indicaron que el paquete, el quinto desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países en diciembre de 2014, continúa con numerosas limitaciones, 'peros' y elementos disuasorios para terceras partes en su interacción comercial con Cuba.
