El documento dice textualmente:
En 1889, Martí advirtió a Gonzalo de Quesada acerca de un plan «tenebroso» de los Estados Unidos para intervenir en Cuba «y quedarse con ella». Y añadió este juicio lapidario: «Cosa más cobarde no hay en los anales de los pueblos libres: ni maldad más fría…».
Hoy, ante el grosero irrespeto a nuestra soberanía que significa la Ley Helms-Burton, ante el intento de humillar a la nación, ante este llamado salvaje a la recolonización y al saqueo, podríamos repetir aquella conclusión del Apóstol.
Esta Ley prevé la imposición en Cuba por Estados Unidos de «un gobierno de transición», que se encargaría de garantizar la devolución a los antiguos «dueños» de las propiedades nacionalizadas y de organizar unas «elecciones libres» bajo la supervisión del Gobierno yanqui. Solo así, establece la Helms-Burton, el Imperio evaluaría el posible levantamiento del bloqueo.
Cobardía, maldad, prepotencia tiránica, infamia, desfachatez, violación de los más elementales principios y normas de la convivencia internacional, se sintetizan en esta aberración jurídica. Intentan arrebatarnos todo lo que hoy pertenece a nuestro pueblo, desmontar la obra de justicia social levantada por la Revolución durante 60 años y regresarnos a los tiempos coloniales.
Los miembros del Movimiento Juvenil Martiano (MJM) y de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM) convocamos a un análisis profundo y riguroso de lo que Fidel bautizó como «ley de la esclavitud» y a una denuncia radical de sus perversos objetivos. Estamos obligados a llegar con la palabra de Martí a cualquier cubano que pueda estar desinformado. En el ideario de nuestro Apóstol encontramos un poderoso mentís a la política expansionista e imperialista contra Cuba.
Solicitamos a los artistas y escritores vinculados al MJM y a la SCJM que pongan todo su talento y creatividad al servicio de la verdad, de la dignidad, de la defensa de la Revolución. Un empeño similar demandamos a los demás profesionales y estudiantes martianos en esta hora crucial de la Patria y de Nuestra América.
Al propio tiempo, debemos trabajar incansablemente por la unidad. Ha sido y sigue siendo el arma principal de la Revolución.
Acudamos también a los martianos del mundo para que alcen sus voces junto a nosotros contra un engendro legalmente inconcebible, monstruoso, inmoral, y en defensa de Cuba, un país pequeño, de pocos recursos, pero con una larga historia de solidaridad y amor a la vida.
(Juventud Rebelde)