La Habana, 12 jul (RHC) El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó que el país tiene dos sectores en los cuales es preciso crecer y aumentar su participación en el Producto Interno Bruto: el agroindustrial y la industria manufacturera.
«Que la primera mirada de todo aquel que necesite algo sea para nuestras industrias. Hay que pensar primero en la industria cubana antes de importar, y si ella no puede asumir el pedido, pensar entonces en qué es preciso transformar para cumplir con las demandas. Hay que pensar como país».
Tales reflexiones, que por estratégicas y urgentes han de reiterarse hasta su materialización, hilvanaron las palabras de Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al intervenir este miércoles en la cuarta jornada de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la cual se informó sobre la gestión de los ministerios de Industrias y Turismo, indica el periódico Granma.
Al referirse a la llamada industria del ocio, aseguró que los cubanos debemos defenderla no solo por la frecuencia con la cual podemos disfrutar de sus opciones, sino por lo que aporta al desarrollo económico y social del país, y por su modo de defender nuestra cultura, identidad, valores e idiosincrasia.
Para lograr mayor eficiencia, insistió Díaz-Canel, y para que sea la locomotora de la economía, es preciso potenciar los encadenamientos productivos con la industria nacional. Ello, a su juicio, se ha ido logrando, pero todavía queda un camino largo por andar.
Pero, más allá de las dificultades, destacó los resultados de un sector que figura entre «las actividades que más ingresa dinero líquido al país. Si lo potenciamos y lo hacemos más eficiente, crecerán los ingresos».
También llamó la atención sobre la capacidad del Turismo para generar empleos, fomentar una cultura empresarial, fortalecer los nexos con la economía interna, la inversión extranjera, el sector no estatal y con los programas de desarrollo local.
Díaz-Canel tampoco pasó por alto el despegue de esta industria sobre una concepción de desarrollo sostenible. En ese sentido, abundó en la transformación de métodos de trabajo: ya no se realizan enormes movimientos de tierra, se conserva la vegetación autóctona, no se construye con densidades mayores de 25 habitaciones por hectárea ni alturas que sobrepasen la vegetación, se protegen los ecosistemas, se potencia la reutilización de las aguas, el uso de plantas de tratamiento de residuales, así como el empleo de energías renovables.
Por el reconocimiento alcanzado en el ámbito internacional, el Turismo, dijo, también es expresión de convocatoria. Reconoció, por tanto, la disposición de varios inversionistas de seguir apostando por Cuba, así como el apoyo mostrado por varios gobiernos a sus empresarios frente a las amenazas de la Ley Helms-Burton.
«Donde hay que seguir trabajando es en la calidad del servicio», afirmó. Lo más complicado era desarrollar la planta hotelera, ahora lo que nos debe distinguir es la originalidad de las ofertas».
Convocó a desarrollar nuevos productos turísticos, no solo sol y playa, sino propuestas vinculadas a la actividad de salud, la cultura, la historia, los temas de patrimonio y naturaleza, donde esté siempre presente la cubanía.
Cuba es atractiva, enfatizó, por «la seguridad, la calidad del pueblo, la cultura, la historia, los afectos, los valores sociales; porque es símbolo de esperanza; porque Cuba se respeta».