La Habana, 5 dic (RHC) La directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco),Audrey Azoulay, abogó por la continuidad de las obras de construcción durante su visita al Colegio Santa Clara.
 
La institución religiosa, una de las más antiguas de Cuba,y primer convento de mujeres en la isla ubicada en el centro histórico de La Habana, se beneficia con un esmerado proceso de  rehabilitación.

La arquitectura, madre de todas las artes, nos inspira a seguir, y esta obra en particular garantizará la formación de personal para Cuba y el Caribe, en respeto del patrimonio, la cultura, la historia y con una proyección clara hacia el futuro, afirmó la funcionaria, quien llegó ayer a La Habana en visita oficial hasta el 8 de diciembre.

Acompañaron a la directora general en su recorrido esta mañana por el Colegio Santa Clara, Lis Cuesta Peraza, esposa del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, y Katherine Müller-Marin, directora de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la Unesco.

La arquitecta Norma Pérez-Trujillo Tenorio, jefa del Departamento de Rehabilitación y Conservación Patrimonial de la Oficina del Historiador de la Ciudad, sirvió de guía a la máxima representante de la Unesco en el recorrido por la iglesia.
 
Como parte de la visita, se destacó que el antiguo Convento, erigido en el siglo XVII, funcionará una vez terminadas las obras como Colegio Santa Clara y tendrá la tutela académica del Colegio San Gerónimo, facultad de la Universidad de La Habana.

El centro se propone establecer relaciones con las universidades del área que tengan especialidades del mismo tipo, particularmente con la Universidad de West Indies, formadora de las vanguardias intelectuales del Caribe.

Cuba mantiene una activa e ininterrumpida participación en la Unesco, desde su ingreso en 1947, en particular en el Consejo Ejecutivo y la Conferencia General, donde este país tiene un rol propositivo y de apoyo a los procesos de reforma de la Organización.

La obra en el Colegio Santa Clara es fruto de la colaboración entre Cuba y la Unión Europea, y cuenta además con el apoyo financiero del gobierno de Italia y el Fondo Mundial de Monumentos.