A pesar del bloqueo, la economía cubana no ha retrocedido, resalta el viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández

بقلم: Julio Pérez
2020-01-03 05:15:33

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La Habana, 3 ene (RHC) Decir, una vez más, que la economía cubana en 2019 debe crecer alrededor del 0,5 % no es una simple reiteración. La vuelta al número tiene, en este caso, vocación de reconocimiento, aunque visto así, en solitario, no diga mucho, ni impacte de manera apreciable en la calidad de vida de los cubanos. Sobre el tema habló con el diario Granma el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández

En materia económica, no haber retrocedido, a pesar de las fuertes restricciones que nos han acompañado, es la definición más exacta de 2019. Año sumamente tenso, al decir del viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, durante el dialogo con Granma sobre los resultados de los últimos 12 meses, del impacto del bloqueo económico, comercial y financiero estadounidense y de deficiencias propias en la gestión del país y, sobre todo, de las perspectivas de desarrollo para este 2020.

«La Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe ha hecho una estimación de crecimiento económico para la región en el orden del 0,1 % en 2019. A nosotros nos pronostican un 0,5 %. Estamos haciendo los cálculos finales y debemos estar por esos niveles.

«En ese resultado influyeron, fundamentalmente, los sectores sociales como Salud y Educación, así como las comunicaciones y las construcciones, con las obras en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), las reparaciones durante el tornado, la fabricación de cuatro mil habitaciones para el turismo y la terminación de más de 40 000 viviendas.

«Estamos hablando de crecimientos ligeros, que todavía no marcan un impacto en la calidad de vida; pero reiteramos que lo realmente significativo es no haber decrecido».

–Aunque el bloqueo siempre ha sido la valla más alta en la carrera con obstáculos de la economía cubana, el 2019 marcó un arreciamiento notabilísimo...

–Como resultado de la escalada agresiva del Gobierno estadounidense, a partir de abril empezamos a enfrentar recortes de combustibles, lo que nos obligó a hacer ajustes en las estrategias de corto plazo de la economía y a un rediseño de los recursos del plan. Desde entonces, las penalizaciones  de la administración Trump a las navieras y a las empresas de seguros se han mantenido y se han acrecentado.

«En 2019 se aplicaron, además, los Títulos III y IV de la Ley Helms-Burton, con impacto en el turismo y la inversión extranjera; se eliminaron los viajes de cruceros, cuando teníamos previsto recibir unos 800 mil cruceristas en el año; se suspendieron recientemente los vuelos directos a las provincias del país, excepto hacia La Habana. «O sea, se trata de una sumatoria de medidas encaminadas a asfixiar la economía y evitar el desarrollo.

«El Gobierno de EE.UU. insiste en decir que el bloqueo no es contra el pueblo. Pero, ¿a quién afectan, sino al pueblo, las limitaciones en el transporte público, la electricidad, la producción de alimentos...?

«No obstante, en medio de ese contexto no tuvimos apagones, por ejemplo. Muchos malintencionados dijeron que íbamos, inevitablemente, hacia un segundo periodo especial; sin embargo, en aquella etapa compleja, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó más de un 30 % en un corto tiempo. Eso no ha pasado ahora, ni pasará, porque nos hemos sabido sobreponer.

«Hemos tenido afectaciones en la producción y los servicios, el transporte, la distribución, las fábricas; hemos tenido que ralentizar inversiones... Pero se han podido proteger niveles de actividad, que son fundamentales para la economía.

«Se lograron respaldar las principales demandas del verano y al cierre del año. Hoy existe un nivel razonable de abastecimientos en la red de tiendas del comercio minorista, mejor incluso que a inicios de 2019, y el pueblo está festejando la llegada del nuevo año en condiciones relativamente normales, cuando los enemigos esperaban un retroceso.

«Consideramos que eso ha sido posible por el esfuerzo de todos en la búsqueda de soluciones y no de justificaciones, por la voluntad política y por nuestra historia de resistencia».

–Ante un escenario de mayor hostilidad, ¿cuáles son las estrategias de Cuba para seguir avanzando en la economía?

–Hay que prepararse, sin duda, para un escenario de mayor bloqueo. Pero independientemente de su hoja de ruta para asfixiarnos, seguiremos con la actualización de nuestro modelo económico.

«En la Asamblea Nacional se informaron las 12 prioridades de la economía para este 2020 y en esa dirección avanzaremos. Destacar, en ese sentido, las estrategias para incrementar las exportaciones, que constituyen el camino fundamental a transitar, o sea, pasar a una acción exportadora profunda.

«En segundo orden de relación, no de prioridad, corregir las deficiencias del proceso inversionista, cuya solución depende de nosotros y nada tienen que ver con el bloqueo.

«Y, en tercer lugar, continuar el fortalecimiento de la empresa estatal y la profundización de los vínculos entre los diferentes actores económicos: el sector estatal con el papel que juega y el no estatal con su dinámica de crecimiento importante, para lograr que todos confluyan en el desarrollo del país.

«Esa es nuestra estrategia y no la vamos a variar ni un milímetro en función de la agresividad del bloqueo. Que 2020 marque una transformación profunda en la manera en que hemos venido trabajando en esas actividades».

–En correspondencia con esas estrategias, ¿cuáles son las perspectivas de desarrollo para este año?

–Para este 2020 aspiramos a un crecimiento de la economía en el orden del 1 %, cifra que consideramos objetiva, de acuerdo con las presiones del contexto nacional e internacional. Y en ese resultado nos hemos propuesto dos crecimientos importantes: incrementar la circulación mercantil minorista, o sea, la oferta de bienes y servicios a la población; y el aumento del proceso inversionista, asunto de total relevancia, porque ahí radica el desarrollo económico.

«Para ello, es cierto, hay que hacer muchas cosas: fomentar los encadenamientos productivos de la industria nacional con los exportadores, disminuir el componente importado de la actividad turística y ampliar las relaciones de la economía con la ZEDM.

«También es preciso alcanzar una asignación de recursos de manera más oportuna, sobre todo en la agricultura y la industria, buscar que las empresas aprovechen más las opciones existentes para acceder a las divisas y potenciar el vínculo entre la academia y el sector empresarial.

«Objetivamente, estamos enmarcados en la primera etapa del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, que abarca de 2019 a 2021. En ese periodo nos hemos planteado tasas de crecimiento moderadas, como esta del 1 %. Pero si logramos lo previsto en las inversiones y en la circulación mercantil minorista pudiéramos hablar, quizá, de un crecimiento cualitativamente superior, que aporte más al desarrollo y a la calidad de vida de la población».

–De las 28 medidas aprobadas en 2019 para flexibilizar el desempeño de la empresa estatal socialista, ¿en cuáles se logró avanzar más?

–De esas 28 medidas, no todas se aplican a todas las empresas. Hay medidas, por ejemplo, orientadas a los exportadores, con el propósito de que estos puedan retener una parte de las divisas, que ingresan al país para garantizar su reaprovisionamiento.

«Otra medida pretende acercar los esquemas cerrados de financiamiento –que hoy están a nivel de Organismo Superior de Dirección Empresarial– a las empresas, para que estén más próximos al lugar donde ocurre el proceso productivo y así ofrecer mayores beneficios a los productores.

«También destaca, entre las estrategias de mayor impacto, la posibilidad de transferir las divisas que hoy ingresa el turismo a productores nacionales, que puedan cubrir las demandas de esta actividad, y así sustituir importaciones.

«Pero en este caso, hay que tener una mirada optimista y favorable hacia la producción nacional y no estar mirándola siempre con un ojo crítico, porque la industria cubana solo se va a desarrollar trabajando.

«Hoy tenemos que lograr, con los mismos dólares que entran al país, aumentar la utilidad neta de la economía, sin disminuir ofertas o afectar la calidad de los servicios. Se trata de respaldar, cada vez más, la demanda del turismo con producciones nacionales de manera competitiva y con calidad.

«Lamentablemente, las medidas, algunas más que otras, se han aprovechado de manera lenta. El empresariado está acostumbrado a que las divisas sean asignadas, no gestionadas, y cambiar esa mentalidad lleva su tiempo.

«No obstante, este año se precisa de un mayor aprovechamiento de todo lo aprobado, porque de lo contrario no se podrá alcanzar el crecimiento previsto del 1 %».

–Más allá de estas medidas y de su limitada implementación, también se habla de seguir flexibilizando la gestión de la empresa estatal. ¿Se evalúan próximas medidas?

–Se estudian alternativas que incluyen, incluso, cómo se relaciona el sector empresarial con el plan de la economía. Aún es muy alta la dependencia en cuanto a la asignación de los recursos y podemos dar pasos en esa dirección.

«También se evalúa la forma en que hoy se estructura el sector empresarial, la búsqueda de incentivos para estimular las exportaciones y que estos lleguen a los productores, así como la simplificación de indicadores directivos, con el propósito de darles más amplitud a las empresas para que puedan decidir en función de la demanda, incluso territorial.

«Pero con todas las medidas debemos tener algo claro: en la economía nada se puede trabajar bajo el concepto de riesgo cero. En 2020 tenemos que alcanzar una transformación profunda en el funcionamiento de la empresa estatal, hacia una mayor autonomía de gestión, a pesar de las restricciones que aún persisten en el orden financiero y material».

–Luego de la apertura de la red de comercio en moneda libremente convertible (MLC), se cuestionó si la medida implicaba una dolarización de la economía. ¿Por qué no estamos ante un proceso de esa naturaleza?

–Ante esa matriz de opinión, hemos defendido varias premisas. Que el dólar no está circulando en efectivo; que está orientado hacia un segmento muy específico del mercado, con una oferta de productos de gama media y alta, que hasta entonces no se comercializaban, y la política monetaria no pretende sustituir nuestra moneda (CUP y CUC) por el dólar.

«Cuba tiene el derecho y el deber de, ajustada a sus condiciones, adoptar las disposiciones que resulten más favorables para la población y el desarrollo del país.

«La medida ha tenido una buena acogida y ha venido a resolver un problema que teníamos en cuanto a la captación de divisas. Y como todas las decisiones que estamos adoptando en la economía, va a favor de la unificación monetaria y cambiaria».

–Dicha medida también tenía como objetivo reorientar las divisas hacia la industria nacional para su integración progresiva. A poco más de dos meses de puesta en vigor la medida, ¿qué impactos se han obtenido en ese sentido?

–Sin duda, uno de los objetivos más importantes de esta medida es la canalización de las divisas captadas hacia la industria. Pero la prioridad, en este minuto, es el abastecimiento y no podemos disponer de una cantidad apreciable de esos recursos para prefinanciar la industria, porque se afectarían los niveles de ofertas.

«La estabilidad de los suministros en la arrancada tiene una alta dependencia de la importación. Pero estamos creando las bases para que la industria nacional esté en capacidad de producir e ir, gradualmente, ofertando más productos sin afectar la sostenibilidad de las ofertas.

«Este es el segundo paso. En este 2020 debemos tener mayor presencia de surtidos, con un nivel superior de integración de la industria nacional, sobre todo de partes y piezas de las familias automotrices y de los electrodomésticos».

–Entre las prioridades de 2019 figuró potenciar los encadenamientos productivos con el sector no estatal. ¿Cuánto se avanzó y dónde están las principales dificultades?

–Falta avanzar en las alianzas entre el sector estatal y el privado. Este año, por ejemplo, se autorizó que las empresas estatales les pudieran pagar a los privados en cuc, es decir, se han dado pasos, pero son insuficientes.

«Cuba sigue apostando por el sector no estatal. De hecho, es el que más dinámica de crecimiento de empleo tiene. En 2019, el empleo en el sector estatal creció en 12 mil 500 empleados, y en el no estatal en 20 mil.

«O sea, el país sigue fomentando ese sector, donde sea más conveniente para la economía y, a la vez, tenemos que avanzar en el modelo de gestión estatal, porque es preciso buscar mayor correspondencia entre los modos de operar en ambos sectores.

«Porque algo sí es cierto, la eficiencia y la calidad no es exclusiva de un tipo de propiedad u otra. Próximamente, en el perfeccionamiento de la empresa estatal deben implementarse transformaciones en el sector de la gastronomía, en busca de alcanzar una mayor flexibilidad, y que esta se ajuste más a la demanda, con ofertas de bienes y servicios de calidad.

«No hay ninguna intención de desacelerar el sector no estatal. Y se trabaja en una estrategia que vaya generando mayores oportunidades, tanto para el sector estatal como no estatal, de modo que ambos confluyan en el crecimiento económico del país».

–Con la aprobación de los Lineamientos en 2011, Cuba emprendió el proceso de actualización de su modelo económico, ¿cuánto se ha avanzado?

–Los avances fundamentales están en la coordinación de las políticas macroeconómicas del país, la fiscal y monetaria, que nos sitúan en un escenario más favorable para la planificación en el mediano y largo plazos.

«A ello se suman todos los trabajos emprendidos respecto al Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, de conjunto con las transformaciones en el corto plazo, que incluyen lo hecho para desatar las fuerzas productivas, sobre todo la empresa estatal».

–Mucho se habla en las calles por estos días sobre la unificación monetaria. ¿En qué fase está el proceso y cuáles son, a partir de ahora, las tareas más complejas?

–Tal como dijo el Presidente de la República, el ordenamiento monetario se encuentra en fase avanzada de estudio y aprobación, y se confirma la integralidad del proceso y su complejidad. Además, ratificamos que se garantizarán los depósitos bancarios; así como el efectivo en manos de la población, y todas las medidas serán oportunamente informadas al pueblo.

«Justamente por ello, no se justifica que en determinados lugares comiencen a rechazar el cuc o le impongan tasas de cambio inferiores a la establecida oficialmente, porque como se ha dicho, los poseedores de cuc no van a tener afectación».

–Otra de nuestras prioridades es detener la espiral de endeudamiento del país. ¿Cómo se comportó 2019 en ese sentido?

–En términos prácticos, detener la espiral de endeudamiento del país significa mantener una adecuada correlación entre la cantidad de créditos y financiamientos que la economía toma y los que puede pagar; y eso se ha venido cumpliendo.

«O sea, durante 2019 se mantuvo un control de los nuevos financiamientos, de modo que el país no incrementara su endeudamiento externo.

«Pero ello no significa que se tengan las deudas al día con los proveedores. Estamos enfrentando atrasos en los pagos, asociados a la situación financiera del país; pero reiteramos nuestro compromiso y agradecemos la comprensión de los acreedores que, a pesar de esa situación, siguen confiando en Cuba».

–Uno de los problemas más serios de la economía está asociado a las deficiencias del proceso inversionista. ¿En 2019, cómo marchó esta variable?

–Lamentablemente no hay muchos avances en este tema y como hemos reiterado: a la economía en eso le va la vida. Porque no solo se trata de que las inversiones no rinden lo consignado en los estudios de factibilidad, sino que el problema parte desde el propio estudio realizado, muchas veces, como un acto formal, sin objetividad, como una vía para aprobar la inversión y, por tanto, se diseñan indicadores que solo se dan en los papeles. Ello es un problema grave.

«Cuando el crecimiento del proceso inversionista no logra amortizarse con sus rendimientos y alcanzar los niveles previstos en la factibilidad, empobrece al país, aunque pueda parecer contradictorio.

«Uno de los aspectos que más ilustra las deficiencias del proceso inversionista es que la dinámica de crecimiento de las inversiones en los últimos años es superior a la del PIB.

«Además, el control del proceso inversionista se ha visto asociado a las etapas constructiva y de montaje y no hacia sus rendimientos. Al menos en la modificación de esos conceptos sí hemos avanzado este año. Pero necesitamos que también los trabajadores se involucren en esos análisis.

«Y otro problema es que muchas de las inversiones que se han llevado a cabo dependen de la importación para su sostenibilidad. Desde la concepción de las obras hay que analizar, qué van a insumir y quién lo garantiza. Puede ser la empresa estatal, no estatal, la inversión extranjera, pero debe ser un actor nacional con un mínimo de importaciones».

–Ante el desabastecimiento de combustible, Cuba intentó movilizar todas sus reservas de ahorro y se obtuvieron varios resultados. ¿Cómo lograr entonces, desde la planificación de la economía, la sistematicidad de estas buenas prácticas?

–Hay que reiterar el concepto de ahorro, a veces distorsionado. No se trata de disminuir los niveles de actividad, sino de mantenerlos o incrementarlos con menos recursos, a partir de una gestión más eficiente. Eso es ahorro.

«Bajo este concepto, este año logramos implementar un grupo de medidas, que no son las únicas, y deberán mantenerse sin pensar que salimos de la “coyuntura”.

«De hecho, el plan está emitido con niveles de actividad, que respaldan un crecimiento de un 1 % del PIB, con menos consumo de combustible, o sea, el plan se diseñó concibiendo un ahorro.

«Las medidas aprobadas nos ponen en condiciones de asumir este 2020 seguros de que está en nuestras manos cumplir el plan, al margen de las presiones del Gobierno estadounidense.

«Pero hay un grupo de problemas propios, que tenemos que resolver: las deficiencias del proceso inversionista, desatar las fuerzas productivas, en particular la empresa estatal, e incrementar y diversificar las exportaciones. De ello depende entrar en una fase de crecimiento económico más acelerado como parte de la segunda etapa del Plan de Desarrollo Económico y Social, a partir de 2022 en lo adelante».

 

(Granma)



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