La Habana, 21 abr (RHC) El dolor por la masacre no cesa, crece… la fecha del 20 de abril de 1957, que marcó el fin de cuatro vidas valiosas, es también el principio de nuevos compromisos con la Patria. El espíritu de José Machado Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, Fructuoso Rodríguez Pérez y Joe Westbrook Rosales, integrantes del Directorio Revolucionario, se multiplica en las generaciones de hoy.

Así se vivió este lunes justo a la entrada del edificio de apartamentos en la calle Humboldt, donde exactamente cinco semanas después de las acciones del 13 de marzo de 1957, esbirros de la tiranía batistiana ultimaron a esos jóvenes, sobrevivientes todos de aquella epopeya y víctimas de una delación. Allí llegaron flores, depositadas como ofrenda de amor, a nombre del estudiantado, los jóvenes y todo el pueblo de Cuba, resalta Juventud Rebelde.

Y José Ángel Fernández Castañeda, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, afirmó que el 20 de abril quedó marcado como una fecha de traición, odio, masacre, impotencia. «El asesinato en Humboldt 7 siempre será evocado con respeto infinito y grandeza, incluso, en momentos difíciles como los que vive nuestro país.

«Nuestro compromiso siempre será cumplir las misiones con idénticos heroísmo, pasión y firmeza que Machadito, Joe, Fructuoso y Juan Pedro. Con su sacrificio ellos supieron ser dignos y poner la Patria por encima de todo. Eso también lo demuestran los jóvenes que asumen tareas en sus territorios para enfrentar a la COVID-19», señaló.

Como en aquel entonces, cuando ante la indignación del pueblo, que desde los balcones de sus casas gritó: ¡Asesinos!, ¡Asesinos! a los esbirros batistianos que ultimaron a los cuatro jóvenes, nadie podrá silenciar un hecho como este. Por eso, este sigue siendo un homenaje bien íntimo y cargado de mucho simbolismo —hoy sin grandes concentraciones— pero con la fuerza y la pujanza de quienes piensan en Cuba.

(Juventud Rebelde)