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Pinar del Río, 21 dic (RHC) Pinar del Río rindió tributo este sábado al Comandante del Ejército Rebelde Julio Camacho Aguilera, quien falleció el pasado 14 de diciembre a los 100 años de edad y dejó un legado de consagración y humanismo en la provincia más occidental de Cuba.
Al Museo Provincial acudieron desde la mañana personas de todas las edades con flores para honrar y darle el último adiós a un hombre que por más de una década fungió como primer secretario del Comité Provincial del Partido e impulsó programas educativos, económicos, de salud, deportivos y culturales en el territorio.
Dejó una impronta extraordinaria, sobre todo por el contexto histórico en el que dirigió Vueltabajo, de construcción del estadio Capitán San Luis, de la fábrica de piezas de repuesto y el primer central azucarero tras el triunfo de la Revolución, el 30 de Noviembre, explicó a la Agencia Cubana de Noticias Juan Carlos Rodríguez, historiador de Pinar del Río.
Se trató de uno de los más fieles intérpretes del pensamiento de Fidel, que llevó a la práctica la transformación de Pinar del Río y se fundió con el pueblo con carisma, lealtad, respeto y ética, precisó.
Sus últimos mensajes siempre fueron de educación a la juventud porque creía en las nuevas generaciones, detalló.
Fomentó el macizo citrícola y las escuelas en el campo, la creación del reparto Hermanos Cruz, la red de museos en todos los municipios, la electrificación de la provincia por los circuitos central y norte, y el cuidado y preservación de la Península de Guanahacabibes, apuntó Rodríguez.
La Oficina para el Desarrollo Integral de Guanahacabibes fue su última tarea en la provincia, empeño durante más de 30 años para la protección de un lugar recóndito, sin infraestructura; y tenemos la responsabilidad de seguir su legado y directrices de trabajo, enfatizó Ernesto Barreto Castillo, director de esa estructura.
No solo se preocupaba por los trabajadores sino por los habitantes del Cabo de San Antonio; creó allí las fincas agroecológicas y hoy son 33 dedicadas a la producción de granos, viandas y frutales para el abastecimiento a la población y al turismo, dijo.
Era un hombre íntegro, austero, muy pausado y un orador excelente, puntualizó.
Los pinareños ven a Camacho como un héroe, símbolo, padre, por la huella que junto a su compañera Gina dejó aquí, añadió Yamilé Ramos Cordero, miembro del Comité Central del Partido y primera secretaria del PCC en la provincia.
Logró un importante vínculo con el pueblo y de él todos tenemos que seguir aprendiendo, de su humildad y optimismo para enfrentar las situaciones y darles respuestas a la población, refirió.
Quisiera que lo recordaran como lo que fue: un revolucionario ejemplar y un hombre noble, destacó Julio Espín Hurtado, amigo de Camacho desde que tras el alzamiento del 5 de septiembre de 1957 se escondiera en casa de su cuñado, e integrante del Buró Provincial del Partido durante el periodo de dirección del Comandante.