San Juan y Martínez, Pinar del Río, 19 abr (RHC) Con la tristeza de quien se despide de alguien muy allegado, el pueblo de San Juan y Martínez dio el último adiós a Esther Montes de Oca, la madre de los hermanos Saíz.
Primero en la funeraria de la cabecera municipal, donde se le rindió guardia de honor y se recibieron ofrendas de Fidel y de Raúl, y luego en peregrinación hasta el cementerio, miles de personas expresaron su admiración por quien fuera maestra de varias generaciones de sanjuaneros, y ejemplo de sacrificio, de voluntad y de amor,destaca la ACN.
Idalmis Enríquez Fajardo, miembro del buró municipal del Partido Comunista, durante la despedida de duelo, recordó que al igual que Luis y Sergio, sus dos hijos asesinados por la tiranía batistiana en 1957, Esther vio en Fidel Castro y en el movimiento 26 de Julio, la fuerza capaz de conquistar la verdadera independencia de Cuba.
“Durante su hermosa e intensa trayectoria revolucionaria, Esther fue miliciana, se incorporó a la Federación de Mujeres Cubanas, FMC y fue fundadora del Partido”, dijo, y añadió que por su labor incansable, y su gran sensibilidad, recibió numerosas medallas y condecoraciones concedidas por el Consejo de Estado, las organizaciones políticas y de masas y otras instituciones.
Rubiel García González, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, destacó que a lo largo de su vida, Esther fue siempre un ejemplo en todos los sentidos.
La partida de esta heroica mujer, a la edad de 105 años, la convierte en un símbolo más de un territorio de hondas raíces patrióticas, que en 1896, incluso llegó a incendiar el poblado de San Juan y Martínez, para evitar que fuera reconquistado por las tropas españolas.
Una vez, durante una entrevista, cuando los años todavía no le habían nublado la memoria, me aseguró que de no haber caído aquel 13 de agosto de 1957, hoy Luis y Sergio estarían “con la misma fuerza de sus principios, al lado de la Revolución”.
Y también me confesó que aunque pudiera echar el tiempo atrás y volver a tener a sus hijos consigo, no se habría opuesto a sus ideas a pesar del peligro que significaban.
“Eso no lo haría nunca. Aquellas ideas nacieron con ellos. Aunque volviera a vivir con la preocupación de que algo malo pudiera sucederles, no me opondría a ellas”.