La sensualidad y la sexualidad forman parte de nuestra vida diaria. En muchas ocasiones se tienden a confundirlos, a veces de manera inconsciente, otras ex profeso. Pero ambas van de la mano o deberían ir.

La sensualidad está asociada a la personalidad y la apariencia física, no existe un único tipo de sensualidad. Es una postura, una forma de ser y actuar ante la vida y necesariamente no tiene que estar relacionada con la búsqueda de un encuentro sexual.

Cada persona la entiende e interpreta de un modo diferente. Puede ser las sensaciones que un individuo genera sobre otro o el disfrute de manera muy íntima y personal de placeres sensoriales.

En cambio, la sexualidad es la búsqueda de la satisfacción con el fin de conseguir placer y evitar el dolor, pero no es únicamente un intercambio cuerpo a cuerpo. Los cincos sentidos forman parte de esta exploración, desde el justo instante en que se activa toda esa maquinaria que poseen las personas relacionadas con la respuesta sexual.

Comprende tanto el impulso sexual encaminado al goce y la reproducción, así como la relación psicológica que se establece con el propio cuerpo y las expectativas asociadas al rol social, que a cada quien le toca jugar. Si bien esto es cierto, dentro del día a día cumple un papel muy destacado. Desde el punto vista de las emociones y de la relación interpersonal va mucho más allá de su fin primario.

A grandes rasgos se podría decir que la sensualidad y la sexualidad son parte de un todo. Pues la sensualidad consiste en atraer la atención y generar una reacción vinculada a la sexualidad. (Tomado de ACN).