La Habana, 1 may.- El primero de mayo de 2019 la Plaza de la Revolución se inundó del mar de batas blancas que encabezó el desfile por el Día Internacional de los Trabajadores. En este 2020, aunque será de forma diferente, el desfile en Cuba volverá a ser liderado por el personal de la Salud Pública; esos a los que en los últimos meses hemos llamado “Ángeles Guardianes”, “Ciudadores de la vida”, “Verdaderos Superhéroes”.
Hemos comprendido que no son necesarias las rebuscadas metáforas para reconocerlos, que no es una característica indispensable lanzar “rayos destructores por los ojos” para ser súper-poderoso, que es suficiente con ser “bello por dentro” y no hermosa como una princesa de Disney; que los verdaderos héroes y heroínas están hoy en los hospitales, en los laboratorios, en los Consultorios, en las calles preguntando: “¿se siente bien?, ¿tiene algún síntoma respiratorio?”.
Todos los calificativos que puedan ocurrírsenos, aún no abarcan la inmensidad de la labor que realizan los hombres y mujeres que, desde el anonimato, luchan día y noche contra la muerte.
Ellos desfilarán este año desde sus puestos de trabajo, que se ha convertido en la principal trinchera, donde salvar la vida de los pacientes es el mayor de los regalos.
Desfilarán los estudiantes de medicina durante sus pesquisas, jóvenes comprometidos con su tiempo y con la importancia de la actividad que realizan, vivo ejemplo para todo el pueblo cubano de que la juventud “no está perdida”, como algunos malsanamente afirman; y lo han demostrado construyendo “su futuro, hoy”.
Desfilarán orgullosamente, los técnicos de laboratorios, el personal de servicio, el de aseguramiento, quienes son parte imprescindible de esa hueste de sanadores.
Y en la distancia, desde todos los continentes, nuestros cooperantes, miembros de un verdadero “Ejército de Batas Blancas” desfilarán en nombre de todo su pueblo.
Todos recibirán el calor del abrazo de esa madre que agradecerá eternamente que su hijo regresará a casa sano, o el de la que siempre supo que la vocación del suyo era salvar vidas, y por eso, a riesgo de su propia vida, parte a salvar la de otros. Serán miles los abrazos que todavía no podrán ser materializados, pero que llevan la misma carga emotiva.
Son tiempos de comprensión, solidaridad, responsabilidad y amor. Por eso este Primero de Mayo será un desfile de corazón, como demostración de valentía, entrega, sacrificio, un desfile para demostrar que “¡Por Cuba: Unidos Venceremos!”.