La Habana, 11 feb (RHC) El virus del Zika fue detectado en el cerebro de tres fetos que sufrieron dramáticas malformaciones durante el desarrollo del sistema nervioso, descubrimiento que supone el indicio más fuerte hasta la fecha de que esa enfermedad es la causa directa de los casos de microcefalia registrados en zonas a las que ha llegado el virus.
Además, pone de manifiesto que los afectados no sólo tienen el cerebro más pequeño de lo normal, también lo tienen mal esarrollado y con graves defectos estructurales que conllevan a peores consecuencias.
Tatjana Avsic Zupang, investigadora de la Universidad de Liubliana (Eslovenia) explicó que uno de los casos identificados fue el de una mujer europea que trabajó en Brasil durante los dos últimos años y luego de quedar embarazada regresó a Europa con 28 semanas de gestación. Inmediatamente se le realizó una ecografía que reveló microcefalia del feto, así como acumulaciones anómalas de calcio en el cerebro. La gestante optó por interrumpir el embarazo.
Una autopsia reveló que el feto tenía el córtex cerebral liso (en lugar de surcado de arrugas como es habitual); hidrocefalia (o acumulación excesiva de líquido en el cerebro); multitud de acumulaciones de calcio; y aparatosos defectos en el tronco del encéfalo y la médula espinal.
La mujer refirió haber sufrido un sarpullido acompañado de fiebre, que son síntomas característicos del zika, al final del primer trimestre del embarazo. Los detalles del caso, presentados ayer en The New England Journal of Medicine, indican que la infección puede ser particularmente grave en el periodo de la gestación en que se están formando las estructuras cerebrales. Además, indican que el virus puede persistir durante meses en el feto, a diferencia de lo que ocurre en personas adultas, que suelen superar la infección en una semana.
Los otros dos casos, publicados en la revista Ultrasound in Obstetrics and Gynecology, fueron mujeres del estado de Paraíba, en el este de Brasil. En uno, una ecografía realizada en la semana 29 reveló una grave asimetría entre los hemisferios cerebrales, un desplazamiento de la línea media del cerebro, que faltaba el cuerpo calloso (la estructura que conecta ambos hemisferios) y que no se había desarrollado el tálamo (una estructura necesaria para la percepción sensorial y la conciencia).
En el segundo caso, una ecografía en la semana 30 de gestación reveló una grave atrofia del cerebro con múltiples acumulaciones de calcio, que hubieran interferido en el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Estos datos estrechan el cerco al virus del zika como principal sospechoso del preocupante aumento de casos de microcefalia registrado en los últimos meses en Brasil y otros países de América Latina.
Los indicios existentes se basaban principalmente en que el problema se ha manifestado a partir del momento en que ha llegado el virus del Zika a las regiones afectadas. Además, gran parte de las mujeres que han dado a luz a bebés con microcefalia recuerdan haber sufrido un sarpullido acompañado de fiebre en algún momento del embarazo.
Pero estos datos no son suficientes para demostrar que el virus del Zika sea la causa de la microcefalia en los recién nacidos. Para poder afirmarlo de manera categórica, sería conveniente descubrir de qué modo el virus causa los daños en el sistema nervioso. Asimismo, convendría aclarar por qué, entre las mujeres embarazadas que han tenido síntomas del zika, algunas dan a luz a bebés aparentemente sanos y otras no.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó ayer en un comunicado que “la mayoría de mujeres que viven en zonas afectadas por el zika darán a luz a bebés normales”. Pero la OMS les recomienda que se protejan de los mosquitos y que practiquen sexo seguro con sus parejas, especialmente durante el embarazo. “Las mujeres que deseen interrumpir un embarazo por temor a la microcefalia deberían tener acceso a servicios de aborto seguro dentro de lo que permita la ley”, sostiene la organización de las Naciones Unidas.