Destacados investigadores que estudian el virus de Zika están empezando a creer que defectos congénitos como la microcefalia y el síndrome de Guillain-Barré serían solo los problemas más evidentes causados por esta enfermedad transmitida por mosquitos, que se está expandiendo con fuerza en América.
Recientes descubrimientos de graves infecciones cerebrales y medulares en personas expuestas al virus -entre ellas encefalitis, meningitis y mielitis- alimentan la sospecha de un mayor impacto.
La evidencia de que el daño provocado por el virus de Zika podría ser más amplio y más variado de lo que se creía inicialmente suma presión a los países afectados para que controlen la población de mosquitos y se preparen para brindar a más pacientes cuidados intensivos, en algunos casos de por vida.
Los nuevos trastornos bajo sospecha pueden provocar parálisis y discapacidad permanente, un panorama clínico que insta a reforzar de inmediato los esfuerzos por desarrollar una vacuna.
Los científicos creen que hay dos teorías que podrían explicar la aparición de estas nuevas condiciones en relación con el virus de Zika. Una es que como el virus se está expandiendo a tantas poblaciones, está mostrando aspectos que no se detectaron en brotes anteriores en áreas remotas y separadas entre sí. La otra hipótesis es que los nuevos trastornos detectados son una evidencia más de la evolución del virus.
"Lo que estamos viendo son las consecuencias de la mutación de este virus desde la cepa africana a una cepa pandémica", dijo el doctor Peter Hotez, decano de la Escuela de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de Baylor.
El actual brote de Zika fue detectado en Brasil el año pasado y se está expandiendo con rapidez por toda América. Se ha ligado a miles de casos sospechosos de microcefalia, una malformación congénita en la que el bebé nace con la cabeza inusualmente pequeña y que complica el desarrollo del cerebro.
La evidencia cada vez más contundente sobre este posible vínculo llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar la emergencia sanitaria global en febrero. Expertos de la OMS dijeron a fin de marzo que hay "fuerte consenso científico" sobre el vínculo del virus con la microcefalia en bebés y con el síndrome de Guillain-Barré, aunque las pruebas concluyentes podrían demorar meses o años.
La sospecha de que el Zika actúa directamente sobre las células nerviosas comenzó cuando empezaron a hacerse autopsias a fetos abortados o bebés muertos antes de nacer, que mostraron que el virus se reproduce en los tejidos cerebrales.
Los investigadores hallaron otras anormalidades relacionadas con el Zika: muerte fetal, insuficiencia placentaria, retardo en el crecimiento fetal y lesiones en el sistema nervioso central. A los médicos también les preocupa que la exposición al Zika en el útero pueda conllevar efectos ocultos, como problemas de conducta o aprendizaje, indetectables al momento del nacimiento.
"Si uno tiene un virus que es lo suficientemente tóxico como para producir microcefalia en algunos casos, podríamos estar seguros de que generará toda una serie de condiciones que ni siquiera hemos empezado a comprender", señaló el doctor Alberto de la Vega, obstetra del Hospital Universitario de San Juan de Puerto Rico.
Descubierto por primera vez en Uganda en 1947, el virus circuló silenciosamente en África y Asia, generando síntomas leves. Un brote amplio en 2013 en la Polinesia Francesa llevó a los investigadores a establecer la relación con el síndrome de Guillain-Barré, que puede debilitar los músculos y causar parálisis temporal, lo que suele requerir el uso de respirador.
El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad autoinmune, en la que el cuerpo se ataca a sí mismo como consecuencia de una infección. Pero las nuevas infecciones cerebrales y medulares relacionadas con el virus de Zika funcionan de manera diferente, ya que implican un ataque directo sobre una célula nerviosa.
(Escrito por Reuters)