Por Ventura de Jesús
Matanzas, Cuba, 17 ago (RHC) Los habitantes de la ciudad cubana de Matanzas celebraron este 16 de agosto los 100 años del puente Silverio Sánchez Figueras, o el puente de La Plaza, como también se le conoce, suceso al cual le atribuyen una significación particular por los atributos arquitectónicos de ese paso sobre el río San Juan.
El acontecimiento cimenta la fama de una urbe donde se cuentan una treintena de estas obras ingenieras dentro del área urbana (pasarelas, puentes peatonales, vías férreas o para automóviles), y de las cuales cinco ostentan la condición de puentes centenarios en activo: General Lacret Morlot, Calixto García, el Giratorio y el de Hierro, selecto grupo al cual se suma ahora el Sánchez Figueras.
Gracias a la reputación de los mismos, las bonitas columnas que componen el Lacret Morlot, diseñadas con elementos marinos del río Yumurí y de la bahía, constituyen el símbolo de la ciudad.
En señal de la importancia que le conceden aquí a estos enlaces facilitadores de la comunicación entre los diferentes barrios de la urbe, tuvo lugar un conversatorio que ahondó hasta en los menores detalles que hicieron posible la hazaña de su construcción y conservación, tesoros patrimoniales que enorgullecen a los yumurinos.
En el curso de la conferencia, tanto el doctor Luis R. González Arestuche, como el arquitecto Ramón Recondo, estudiosos del tema, pusieron de manifiesto los orígenes y valores arquitectónicos de dichos puentes, algunos más memorables que otros, aunque en general todos han persistido a las indisciplinas sociales y a las exigencias en nombre de la modernidad.
Precisaron que el Sánchez Figueras, conexión del barrio de Pueblo Nuevo por la avenida de San Luis al centro de la ciudad, abrió al público el 16 de agosto de 1916, y hace apenas unos tres años recibió una reparación capital que ofreció vigor a su estructura y estética.
Leonel Pérez Orozo, al frente de la Oficina del Conservador, observó que los puentes en Matanzas vienen a ser parte de la geografía y más allá de su talante constructivo resultan imprescindibles porque garantizan el necesario vínculo entre sus sectores poblacionales y moldean a su antojo el hermoso paisaje de una ciudad bañada por las aguas.
(Tomado del periódico Granma)