Por Guadalupe Yaujar Díaz
El mundo progresista recuerda hoy a Ernesto Che Guevara, asesinado en Bolivia el 9 de octubre de 1967 por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia. Su nombre y su imagen se perpetúan en el tiempo. Homenaje eterno le rinden al guerrillero argentino-cubano en particular toda Latinoamérica.
Che cumplió muchas misiones en Cuba, tras el triunfo revolucionario del 1ro de enero de 1959; y también muchos son los rincones que guardan el recuerdo de su huella, como ocurre con el sitio de La Cueva de los Portales en la occidental provincia de Pinar del Rio. (1) Un hecho quizás poco conocido es que en ese lugar y sus inmediaciones, vivió el Che trascendentales momentos de su vida como revolucionario cubano e internacionalista.
Precisamente a pocos kilómetros de la cueva, en la loma El Taburete realizaría el Che junto a sus compañeros el entrenamiento para la epopeya boliviana, en una etapa que abarcó desde el 4 de junio hasta el 15 de octubre de 1966, en la zona de San Andrés de Caiguanabo. Fue muy intensa y rigurosa la preparación pues, desde las 6 de la mañana hasta las doce de la noche, hacían veinticuatro kilómetros de marcha diaria, iniciada con 40 libras de peso en sus mochilas y lo culminaban con 60 libras, además de llevar un fusil AKM y 200 tiros.
Joaquín Ross, un campesino que viva en las cercanías, fue un cooperante en todos los trabajos realizados en la caverna y entre él y el Che se entabló una gran amistad. Celoso custodio de la cueva hasta su jubilación, así recordaría aquellos encuentros con el guerrillero heroico:
“Venía y me decía vamos a caminar y echamos pa`dentro, monte arriba. El mandó a sembrar flores allí y matas allí. Cuando veía una planta bonita me la señalaba. Viejo, tráela. Y yo agarraba piedra arriba y la traía y luego plantaba allí en la cueva.
Él era un hombre que no podía vivir sin los montes, sin los árboles, sin el canto de los pájaros salvajes, sin el olor de la montaña, de la sierra alta. El teniía metío eso dentro, como si hubiera nacido en la falda de una loma. Yo creo que él hubiera sido feliz en cualquier sitio de la sierra, del monte, como si la ciudad no fuera nada para él. Por eso cuando yo supe que se había ido, que no estaban aquí, ya yo sabía dónde él estaba. Ya yo sabía que él estaba donde hubiera sierras, donde hubiera lomas y montes y flores y pájaros sinsontes”.
Pero ese amor que sintió el Che por la Cueva de los Portales tuvo su génesis cuando en 1960 visitó el sitio y valoró en el terreno las grandes posibilidades estratégicas de aquella zona, desde el punto de vista militar, y manifiestó su admiración por el encanto natural del entorno. Ese año es designado jefe militar de Pinar del Río para momentos de peligro. El primero de ellos ocurre justamente ese año, cuando el cambio de presidente en los Estados Unidos.
En los días lde la Crisis de Octubre de 1962, cuando estuvo la humanidad al borde de una confrontación atómica, propiciada por el gobierno de Estados Unidos con las “históricas acusaciones” de que el gobierno revolucionario cubano constituía una amenaza para la paz continental, en la cueva radicó la jefatura del Ejército occidental al mando del Comandante Ernesto Che Guevara. En esa cueva quedó organizado su estado mayor. En ese lugar se reunió con todos los militares y los exhortarlos a que en caso de guerra combatirían hasta el fin. Todos lo acompañaron los treinta y dos días que duró la crisis.
Una vez más reafirmaría su principio revolucionario de que mientras se tenga vida y un fusil, está viva la Revolución.
- Por su relevancia desde el punto de vista histórico el sitio fue declarado Monumento Nacional por la Resolución 57 del 25 de julio de 1987. La Cueva de los Portales o como también se le denomino en tiempos remotos Los Portales de San Diego o Arcos de Caiguanabo y últimamente Cueva del Che, está ubicada en el municipio La Palma, provincia de Pinar del Rio.