Por: Giusette León García / CubaSí
Los trajes completan su propio misterio en el momento en que cada uno fue intervenido por un artista de la plástica.
El proyecto reúne en total a trescientos creadores, de diversas nacionalidades, estilos y discursos pictóricos, entre los cubanos se encuentran, por ejemplo, Manuel Mendive, Ernesto Rancaño, Eduardo Abela, Jorge Perugorría y Juan Carlos Balseiro, cada uno ha dejado su huella en Fashion Art y todo comenzó por un vestido de novia que no hizo feliz a Manuel:
“Vamos al origen. Yo soy diseñador de modas y en el año 1998, durante un desfile, hice un traje de novia, pero como que no me gustaba mucho, o sea, que no estaba yo contento con el resultado y en la fiesta posterior al desfile le dije a un artista: oye, por favor, qué hacemos con este vestido que no me gusta, no estoy contento, no quiero que él esté ahí. Entonces empezó a decir y si le pintas por aquí y por allá, el caso es que empezamos toda la noche a desvariar un poco. De repente al otro día me levanté y dije: aquí hay algo, ese vestido de novia no llegó a intervenirse, pero empecé ya a trabajar con artistas, entonces fue como una especie de cadena, porque conseguí que Manolo Valdés, uno de los grandes artistas españoles, me dijera que sí y a partir de ahí, todos se comenzaron a interesar: “anda Manu, que te quiero pintar un traje” y por ahí comenzamos...
Pero sin prisas, que veinte años no es nada cantaba un argentino, pero para este español los últimos han sido innovadores y prolíficos: “Yo estaba en esos momentos desfilando en los Estados Unidos, en Nueva York, en la Fashion Week de allí y entonces me lo tomaba con súper tranquilidad, o sea, que no era una cosa obsesiva, sino que poco a poco iba buscando artistas muy especiales que creía que se podían interesar en el proyecto, teniendo en cuenta que en el año 1998 hablar de esa fusión de arte y moda tampoco era algo habitual, ahora sí hablamos de arte - moda y parece fácil, pero claro, yo he conseguido bajo mi hilo conductor, que son mis diseños, mis trajes lienzos, pues he reunido a más de 300 artistas de primer nivel de todo el mundo y entonces, claro, eso no es fácil…
Ni rápido, los cubanos diríamos que ha sido un trabajo como de hormiguita: “De hormiguita total, poco a poco, año tras año buscando objetivos, buscando países, lecturas distintas, transformando la propia exposición, porque, por ejemplo, en el caso de Cuba, mi objetivo era hacer las fotos de los trajes de los artistas cubanos con el Ballet Nacional y hasta que no lo conseguí no paré. Ha sido un bombazo,…
Satisfecho entonces, suponemos, pero Manuel Fernández habla como los optimistas sensatos que se dejan sorprender por la vida: “Satisfecho no, lo siguiente. Ha salido en unos cincuenta medios de todo el mundo, ha sido la bomba. Fíjate que a mí me daba como una especie de subión de adrenalina cuando las veía, porque, a ver, yo estoy acostumbrado a trabajar con modelos, he hecho libros con las mejores modelos del mundo, lo que quieras ¿no? pero cuando veía que se movían las manos de una manera y los pies de otra, digo: esto qué es; claro, estaba como sorprendido, porque una cosa es verlo en un ballet, en un teatro, y otra cosa es verlo sobre tu ropa, entonces la ropa tenía otra dimensión, otra cara que yo desconocía y gracias a estas chicas tan divinas, que además eran bajitas y yo decía: “ay Dios mío, que lo van a arrastrar todo”, pues no, ni lo arrastraban ni nada, parecía como si fuera lo habitual en ellas posar con esos trajes que son muy rígidos y muy complicados algunos de ellos, entonces le sabían dar la dulzura y la elegancia a los trajes, estoy como fascinado.”
Fashion Art ha pasado por 20 países, según especificó un cable de la Agencia EFE, pero la experiencia con el Ballet cubano ha sido única para Manuel: “Eso ha sido lo súper especial y de ahí, ya me animo a preparar otro Fashion Art para Santiago de Cuba, que viene siendo la otra capital. Habrá más, porque in situ es cuando ves las cosas, es muy difícil hacer una lectura general hasta que no estés en el propio país y estás trabajando con tan buenos artistas, con tan buena gente, entonces se te ocurren ideas nuevas y saldrán más cosas, lo que pasa es que poco a poco… En Santiago sería mostrar esto más un grupo de artistas locales para completar ya lo que será el Fashion Art Cuba.”
Sobre la selección de artistas cubanos Manuel Fernández agradeció la colaboración de Juan Carlos Moya, con quien compartió la curaduría y lo acompañó en la tarea de “enamorar a los artistas, porque la cosa no es que digan que sí por decirlo y pinten, sino que le pongan ganas como lo han hecho y trabajen con cariño”.
Para este diseñador, que ha estado en importantes pasarelas y revistas de moda, proponer y provocar el diálogo con el arte se ha convertido en un propósito, enriquecer cada una de esas zonas creativas a partir de cruzarlas, encontrarlas, devolverlas en una sola pieza es la empresa que lo ha llevado a recorrer el mundo: “Ahora mismo acabo de llegar de Paraguay, hemos estado en Asunción y en ciudad del Este ahora estamos preparándolo, porque ha pasado lo mismo, se quedó como corto y ahora estamos organizando para dentro de un par de meses. De aquí me voy a Zimbawe, donde también hay un movimiento artístico muy interesante y muy desconocido, no es el caso de Cuba, porque los artistas cubanos sí que son conocidos a nivel mundial, bueno, Cuba está de moda, pero con razón, o sea, es de verdad que tiene mucho para mostrar…
Y a Manuel, es obvio, lo fascina la moda, pero Fashion Art se va a Zimbawue porque también hay otra fuerza que lo seduce: “te decía que el arte cubano sí es muy conocido, pero en el caso de Zimbawe no, entonces creo que es una cosa muy interesante y un reto, a mí me encantan los retos…”