Sudoroso y agitado tras actuar aquí junto a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Minnesota, el músico cubano radicado en Estados Unidos Ignacio "Nachito" Herrera expone sus razones para presentarse en Cuba.
Lo hicimos con toda la intención del mundo, asegura el artista, en alusión a las motivaciones que lo llevaron a realizar una gira que comenzó el domingo pasado por La Habana, y luego incluyó Camagüey y finalizó con el concierto en Santiago de Cuba.
Herrera alude al fortalecimiento de los lazos entre cubanos y estadounidenses, a pesar de la arremetida del presidente Donald Trump, y asegura que ambos pueblos se atraen y admiran, algo que según dice puede constatar continuamente con personas que se le acercan en el país donde reside hace 16 años.
Afirmó que son muchos los individuos en ese país que adoran viajar a Cuba, y recibir ese calor típico de su gente, por lo cual considera que ellos están listos para seguir trabajando por una unión que los hará más fuertes frente a los intentos de división.
El reconocido pianista aseveró que la música, y en particular su instrumento, son sus armas para ayudar en ese objetivo, con ese lenguaje único que se sobrepone a las diferencias idiomáticas y le permite interpretar en diversos escenarios desde La Guantanamera y un danzón, hasta Shostakovich y Rachmaninov.
Este cubano se siente orgulloso de haber nacido en Cuba y siempre defenderá las raíces musicales de su tierra, dijo el artista al evocar el congrí y la ropa vieja como platos tradicionales de la cocina nacional, insertados en la identidad que lleva consigo.
Se definió como un fruto absoluto de la enseñanza artística en el país, al formarse en conservatorios habaneros y en la Escuela Nacional de Arte, además de doctorarse en música en el ISA, la universidad cubana de las Artes.
La música cubana, incluyendo la clásica, sigue siendo preferida por muchas audiencias en el mundo, apuntó Herrera, quien es seguidor en sus presentaciones internacionales del legado de creadores universales como Ernesto Lecuona e Ignacio Cervantes.
Tras manifestar su deseo de regresar pronto, recordó su actuación en esta urbe hace unos 25 años como parte de la orquesta del fallecido santiaguero Pacho Alonso, comandada entonces durante un Festival del Son por su hijo, Pachito.
Enfatizó en la importancia de que los músicos cubanos defiendan sus raíces y, sin dejar de incursionar en otras vertientes, recordar siempre de dónde vienen porque se trata de un riquísimo e inmenso patrimonio sonoro.
Durante sus interpretaciones en la santiaguera Sala de Conciertos, junto a los noveles músicos norteños bajo la batuta de Manny Laurencio, estremeció al auditorio con Cuba, qué linda es Cuba y el homenaje que entraña a Fidel Castro, coreado por decenas de voces emocionadas.
En las próximas semanas llevará sus virtudes pianísticas a Colombia y a varias naciones asiáticas, aunque este retorno exitoso y de apreciables ribetes personales y humanos de seguro favorecerá que en lo adelante su patria ocupe un lugar preferencial en la agenda.
(Tomado de CubaSí)