Por Sealys Gardón, estudiante de Periodismo
El 2016 trajo a los habitantes de la Isla de la Juventud (al sur de Cuba), la alegría de estrenar bulevar, luego de alrededor de cuatro años de trabajos constructivos.
Espejo de la historia de la pequeña ínsula, el paseo pinero cuenta con símbolos culturales entrañables, como cañones identificativos de la época en la que corsarios y piratas preservaron sus más preciados tesoros.
Pero esa calle, la José Martí, acoge para los habitantes del lugar una fortuna mayor que la posiblemente enterrada ahí por el afamado pirata Pepe el Mallorquín. Es la única en Cuba con ese nombre por donde transitó el Apóstol.
El organizador de la Guerra Necesaria llegó a la otrora Isla de Pinos, el 13 de octubre de 1870, reportan datos del Archivo Nacional de Cuba, citado por Antonio Núñez Jiménez en su volumen 'Isla de Pinos. Piratas, colonizadores y rebeldes'. (Ediciones Arte y Literatura, 1976).
"Es la única calle en nuestro país con ese nombre visitada por el escritor de Ismaelillo. En los momentos de su llegada la llamaban Calle Real, convertida luego en Pinillos y que, en la república neocolonial, pasa a denominarse José Martí.
"Se suma, así, a la lista de arterias de Cuba que, por decisión estratégica de los gobiernos de turno y como parte de la guerra simbólica de inicios del siglo XX, tomaron el nombre de diferentes patriotas cubanos", explica Julio César Sánchez Guerra, miembro de la Asociación de Historiadores del municipio y autor de numerosos escritos relacionados con la vida de nuestro Héroe Nacional.
"En aquel entonces, la ciudad se componía de solo cuatro calles horizontales y seis verticales; debido a esa estructura, al desembarcar, resultó inevitable para Martí pasar por la vía principal en el trayecto hacia su residencia temporal: la finca El Abra", asevera Sánchez.
Roberto Unger Pérez, historiador de la ciudad, afirma: "Cada domingo, para confirmar su presencia en la isla, como el resto de los deportados políticos, debía firmar un acta en la Casa de Gobierno, radicada justo al final del hoy bulevar, donde ahora se ubica el museo municipal".
El también profesor de la universidad pinera Jesús Montané Oropesa añadía que alrededor de la mencionada construcción, además, Comandancia Militar, se ubicaban las principales instituciones representativas del poder colonial como el Protectorado, presidio común, la casa del ministro de la Real Hacienda y la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y San Nicolás de Bari, única de ellas que se conserva aún. Por tales motivos, aquel joven debe haber visitado la zona.
Unger manifiesta: "La confianza depositada en Martí por los Sardá, familia que lo acogió en la Isla de Pinos, lleva a pensar que, si venían a la ciudad cada domingo, la salida no se limitara a la firma de presencia, sino que se convirtiera en paseo por esa arteria, nombrada hoy como aquel joven y donde se concentraban los principales negocios y servicios de la ciudad".
(Tomado del blog Isla al Sur)