Por: Guadalupe Yaujar Díaz
Insertado en el Centro Histórico de La Habana Vieja y el proyecto de restauración en los añejos dominios citadinos, el Palacio hotel Cueto se somete a una rehabilitación que validará el perdido esplendor de su hermosa arquitectura.
Diseñado por un arquitecto poco conocido, Arturo Marqués, el inmueble (1908) está localizado en la esquina que entrelaza las calles Inquisidor y Muralla en la Plaza Vieja, corazón colonial de la urbe capitalina.
Esta joya recuerda a los edificios diseñados por Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner o Josep Puig i Cadafalch en Barcelona, España y no escapa a ser uno de los mejores ejemplos de Modernismo que posee la arquitectura habanera.
El Palacio Cueto exhibe un magnífico trabajo en piedra y elegantes tribunas que unen los dos primeros pisos.
Sus balcones con forma de olas pueden homenajear a la obra de Gaudí, quien siempre intentó que la naturaleza que le rodeaba estuviese presente en sus obras.
Se trata de un edificio muy singular que muestra el gusto expresionista en los primeros años del siglo XX, y ha sido catalogado de moderno y según expertos su arquitecto, Marqués, podría haberse inspirado en las nuevas corrientes europeas..
El Palacio Cueto resalta por la complejidad de su trabajo en piedra esculpida y la elaborada ornamentación de su fachada y por los alegres (figuras masculinas colosales usadas en lugar de columnas, como las cariátides femeninas) las cuales sobresalen por encima de la arcada de la entrada principal.
Génesis del edificio, verdadera joya arquitectónica, albergó un almacén y una fábrica de sombreros hasta los años 20, cuando fue alquilado por José Cueto, a quien debe su nombre, para convertirlo en el Hotel Palacio Viena.
Como parte de los proyectos turísticos que rediseñan y recobran la imagen añeja de la Habana, Ciudad Maravilla, en la actualidad el Palacio Cueto aportará nuevos espacios para el alojamiento en la zona para el período 2016-2019.
El magnífico y ostentoso edificio de estilo Art Noveau se suma a otras propuestas de hoteles que, progresivamente, se alzan en su entorno en un posicionamiento caracterizado por instituciones culturales e históricas que resplandecen el escenario de una ciudad que ostenta desde 1982 la condición de Patrimonio de la Humanidad y atrás quedará aquel Palacio vacío, sin uso desde los años 90 del pasado siglo, que en 2005 solo contó con una augurada rehabilitación inconclusa.
Mientras por estos días los vecinos del barrio, eufóricos, hablan de que será convertido en un hotel de lujo de 60 habitaciones. Como bien pronostica el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, “El centro histórico cuenta con un proyecto cultural en plena madurez -generador de múltiples acciones desde el corazón de la ciudad-, inviable para muchas otras naciones”.