Por: Lubia Ulloa Trujillo
Ciego de Ávila, Cuba 26 jun (RHC) El aniversario 150 del inicio de las gestas libertarias en Cuba se rememora en Ciego de Ávila con el orgullo de saber que varios de sus hijos respaldaron a Máximo Gómez en esas contiendas mambisas contra España.
Los hermanos Marcial de Jesús, Felipe y José Ambrosio Gómez Cardoso; el coronel Simón Reyes Hernández; Doña Emilia González Echemendía, jefa de un hospital de sangre, entre otros, estuvieron bajo las órdenes del Generalísimo, principal estratega de esas luchas en tierras avileñas.
Según investigaciones documentadas por el historiador de esa ciudad, Ángel Cabrera Sánchez, en la manigua de Ciego de Ávila, Gómez Báez generalizó el machete como arma valiosa en la defensa de los cubanos y enseñó la táctica de la guerra de guerrillas.
El patriota dominicano-cubano fue quien asaltó exitosamente a la homónima urbe donde pudo abastecerse de ropa, víveres y armas, y establecer durante su estancia una red de agentes en ese lugar y en Morón, lo cual permitió la ejecución de varias acciones relacionadas con la Trocha de Júcaro a Morón, fortificación militar española.
Esa línea, considerada la obra más perfecta y sofisticada en aquel entonces, fue burlada nueve veces por el Generalísimo, que creó en la propia trocha una brigada de hostigamiento para propiciar bajas al enemigo, superior a los mambises en hombres y armamentos.
No por casualidad la plaza principal y la universidad de Ciego de Ávila llevan el nombre del prócer independentista, quien el 30 de noviembre de 1895 conformó el Ejército Invasor junto con el Titán de Bronce Antonio Maceo en los potreros de Lázaro López, en el actual municipio de Majagua.
Fue en ese pedazo de tierra avileña donde el valiente general dominicano arengó a las fuerzas mambisas: “En las filas que veo tan nutridas, la muerte abrirá grandes claros. El enemigo es fuerte y tenaz. El día que no haya combate, será un día perdido o mal empleado. El triunfo solo puede obtenerse con el derramamiento de mucha sangre”.
Y concluía así el veterano militar: “¡Soldados! Llegaremos hasta los últimos confines de Occidente, hasta donde no hay tierra española: ¡allá se dará el Ayacucho cubano!”.
Para honrar ese suceso, el pueblo de Ciego de Ávila edificó un conjunto arquitectónico que consta de un muro en el que aparecen dos gigantografías con Gómez y Maceo, la ruta de la invasión desde Mangos de Baraguá hasta Mantua y un machete de 11 metros de largo, en posición de combate.
También contiene 11 túmulos que simbolizan la presencia de 10 generales y de Salvador Cisneros Betancourt, presidente de la República en Armas, y el obelisco erigido en 1947 en memoria del general Ángel del Castillo, caído en combate en 1869 cuando trataba de obtener municiones de una fortaleza peninsular.
El tres de diciembre de 1904 Máximo Gómez Báez dijo: “Mi deuda de amor contraída con el pueblo cubano es inmensa y será eterna para mí y los míos…”
A casi 114 años de esas palabras, los avileños reafirman esa deuda de gratitud hacia el dominicano internacionalista que amó y defendió a Cuba como uno de sus mejores hijos. (Fuente:ACN)