La torre de Zarragoitía

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2018-07-23 10:11:11

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Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

Por: Ismael Francisco, Mónica María Ramírez Aguilar

La Habana, 23 jul (RHC) En 1953 se conmemoraba el centenario del natalicio de José Martí mientras Cuba se veía sumida bajo el gobierno de Fulgencio Batista.

Un grupo de jóvenes, liderados por Fidel Castro Ruz, planificaba una acción concreta para derrocar al tirano y liberar a la Mayor isla de las Antillas de la pobreza, la corrupción, el analfabetismo y la opresión.

Atacaron, el 26 de julio de 1953, el cuartel Moncada en Santiago de Cuba, la segunda fortaleza militar de Cuba y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes de la ciudad de Bayamo por la posición geográfica de la urbe y porque allí ubicarían las avanzadas junto al río Cauto y se evitaría la llegada de refuerzos por carretera y ferrocarril a las tropas del cuartel Moncada.

El factor sorpresa de aquella mañana de la Santa Ana falló, pero se demostró la decisión de un pueblo para desprenderse de los males que lo dañaban, el rescate de las ideas legadas por los próceres y los deseos de libertad.

También, de esa manera, un espacio de la “Ciudad de los Coches” volvía a ser parte de la historia de la nación. Con el paso del tiempo y el triunfo definitivo del primero de enero de 1959, aquellos cuarteles serían escuelas y el de Bayamo fue inaugurado como museo en 1978 y declarado Monumento Nacional el 10 de febrero de 2004.

Sin embargo, a este lugar lo rodea una leyenda. Dicen que fue habitado por personajes misteriosos causantes del miedo, después lo quemaron y lo armaron una vez más para convertirlo en cuartel. El sitio era conocido como torre de Zarragoitía donde Elvelina encontró el amor sin buen final.

La edificación se ubica en el barrio de San Juan, muy cerca del río Bayamo. Se le llamó torre por ser una de los inmuebles más costosos y altos de la villa, además de que a inicios del siglo XVIII en España a esas construcciones le otorgaban el calificativo.

En 1801 la vivía Don Ignacio de Zarragoitía y Jáuregui, administrador de las Rentas Reales de Bayamo. Debido a ese puesto estuvo inmerso en controversias políticas de la época y, a principio del siglo XIX, era una de las figuras más sobresaliente del movimiento intelectual de Bayamo. Más tarde muere tras las rejas acusado de revoltoso y su mansión queda abandonada.

También se habla de un famoso malhechor que permaneció en la antigua vivienda y que nadie conocía. Algunos aseguraban tenía un pacto con el diablo, que por las noches se transformaba en pájaro negro y, sin ser descubierto, acechaba desde los tejados las acciones de sus enemigos.

Comentan que el lugar sirvió de campamento al famoso bandido Casimiro Montalbán, quien se suicidó en lo alto de la torre por amor. Según Juan Clemente Zenea, intelectual bayamés, la amada del bandolero, Evelina, era una bellísima mujer de 20 años, pura como el alma de un niño.

Pero como las pasiones se desatan en momentos inesperados, la muchacha abandona a Casimiro y huye con su mejor amigo que vivía en la Torre de Zarragoitía.

Cuentan que desde aquella noche un pájaro del color de las sombras comienza a cantar siempre que la campana de la iglesia mayor anuncia las oraciones, se cree es el espíritu de Montalbán quien aparece para explicar a los jóvenes los desengaños de la amistad y el amor.

Carlos Manuel de Céspedes, inspirado en aquel sitio escribió un poema cuyos primeros versos expresan: Yo no pregunto, derrocada torre, / cuál fue tu suerte en tus primeros días; / mas, cuando por tus salas, ya vacías, / como un blando gemido, el viento corre.

La instalación fue reformada y convertida en Fuerte España para ser rendido el 21 de octubre de 1868 ante el empuje de los patriotas cubanos. Pero no pudo escapar del incendio de Bayamo, el 12 de enero de 1869, y según historiadores dignos de crédito ese fue uno de los objetivos destruidos.

Tiempo después la sangre salpicó sus muros. Allí fueron fusilados el 7 de julio de 1880 los patriotas Pío Rosado, Enrique Varona y Natalio Argenta. Luego, bajo la segunda intervención norteamericana, se construye el cuartel de la guardia rural bautizado como Carlos Manuel de Céspedes y el 26 de julio de 1953 es asaltado. Permaneció como lugar de los tiranos servidores de Fulgencio Batista y ajenos a los intereses del pueblo, hasta que en 1959 su destino cambió.

Hoy, el área ocupada se conoce parque-museo Ñico López y abarca la construcción denominada Sala de Los Asaltantes. Es un lugar donde la historia se cuenta, donde quizás el pájaro canta al tocar las campanas de la iglesia y quedan las huellas de Evelina, además de que en su interior descansaron las cenizas del Comandante en Jefe camino a Santiago de Cuba.

Cada año la acción del 26 de julio de 1953 es rememorada por pioneros y jóvenes que se empañan en mantener las conquistas, por preservar un pasado que ayuda a comprender su presente y construir su futuro. (Fuente:Cubadebate)

Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

 



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