Habana, háblame de amor

Editado por Martha Ríos
2018-11-16 19:22:41

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Caminar por las calles de la capital del país nos deja el sabor de estar en muchos sitios y a su vez en nuestra casa. Fotos: Archivo

Por Guadalupe Yaujar Díaz

Fundada por los españoles como la villa de San Cristóbal de La Habana el 16 de noviembre de 1519, es una de las ciudades más antiguas erigidas por los europeos en el hemisferio occidental.(*)

La Habana es una urbe que se renueva y, en precipitados o lentos esfuerzos, defiende la recuperación del esplendor que la hace única.

Sabe la urbe que a 499 años de su fundación, sigue dispuesta a asumir los desafíos de un tiempo que habla de olvidos y de restauración.

Declarada Ciudad Maravilla, La Habana inició este viernes el descuento de los días para llegar, el próximo año, a su aniversario 500.

Caminar por las calles de la capital del país nos deja el sabor de estar en muchos sitios y a su vez en nuestra casa, en aquella que dejamos en otras provincias, o la de otro país en el que nacimos.

Devenida megápolis, con más de 2 millones de habitantes, su antiguo centro, la Habana Vieja mantiene sus grandes fortalezas, una interesante mezcla de monumentos barrocos y neoclásicos, calles estrechas, viejas casas con arcadas, balcones, portones de hierro forjado y patios interiores de gran interés histórico, que constituyen bellísimos ejemplos de arquitectura, convirtiendo a esta ciudad en uno de los conjuntos coloniales más ricos de América Latina.

Baste  adentrarse en la cuadrícula de calles que forman La Habana Vieja que es  lo mismo que hacer un viaje al pasado,
Precisamente por sus grandes valores históricos y culturales la UNESCO incluyó esta parte de la capital y su interesante sistema defensivo de fortificaciones, en su Lista de Patrimonio de la Humanidad desde el año 1982.

En la zona aún son muchos los desafíos reconstructivos y la Oficina del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, lleva adelante hace años para tales fines un intenso Programa que contempla, en primerísimo lugar, el fondo habitacional de la población que vive insertada en ese entorno.

Cuatro plazas  (Plaza de Armas, Plaza de la Catedral, Plaza Vieja y Plaza de San Francisco) articulan la trama urbana en la que se contabilizan más de mil edificios históricos.

Pocas son las urbes de otras latitudes en la región que puedan tener una muestra así, de lo que tuvo y tiene La Habana para la América durante casi cinco siglos.

No en balde abundan los castillos, museos, palacetes, iglesias, parques, monumentos y edificaciones verdaderas joyas de la arquitectura colonial, en  donde el imaginario popular se nutre de leyendas y misticismo.

Así, es esta ciudad que mira al mar a través de su emblemático Malecón, interminable paseo de ocho kilómetros que une la desembocadura del río Almendares y el castillo de San Salvador de la Punta, una de las dos fortalezas que defendieron el canal que da entrada a la bahía de La Habana.

Y… en este andar por una ciudad que no niega el paso de los años, y mucho menos todas las obras pendientes que la renovarían con la urgencia que reclaman, se impone el principio de “hacer” en el tejido urbano.

Más allá de las 10 mil obras de restauración que, por estos días hasta el aniversario 500 se acometen, todas las canciones que le dediquen, un nuevo ron o perfume que la distingan o las sábanas blancas en los balcones, La Habana clama por el amor de “todos”.

(*)Su historia abarca tres períodos fundamentales, que están claramente reflejados en el paisaje urbano, período colonial español (1519 a 1898), período neocolonial norteamericano (1898 a 1959), y el período revolucionario (de 1960 a la fecha).

 



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