Por Matilde Salas
La Habana, 23 nov (RHC) Hace varios siglos se enseñorea, plena de garbo, sobre uno de los campanarios del Castillo de la Real Fuerza, el más antiguo de la villa de San Cristóbal de La Habana, una bella figura de mujer, de formas redondeadas y atractivas, de unos dos metros de altura, cuyo nombre se convirtió en un cariñoso diminutivo: La Giraldilla.
Está ubicada sobre una torre circular de dos partes, que tiene una campana en su interior. La situación de esta figura indica la dirección del viento desde ese lugar elevado, por lo que se hace visible a gran distancia y además hace función de veleta.
Según dicen los tripulantes de los barcos que entran en la bahía habanera, La Giraldilla les sirve de guía para el canal de acceso a este accidente geográfico. Cada día los ojos de miles de viajeros llegados a nuestro territorio la acarician con la mirada, en una armoniosa mezcla de admiración y curiosidad.
La victoria y nuestra bella Habana
Medio siglo después de acabarse la construcción del Castillo de la Real Fuerza, durante el gobierno de Juan Bitrián Viamonte, la Giraldilla se ubicó sobre una torre circular de dos cuerpos.
Con cierta coquetería femenina, la figura luce una artística corona sobre su peinado de bronce, en el cuello del corpiño un medallón pectoral que tiene una inscripción con el nombre de Jerónimo Martínez Pinzón, y en la mano izquierda porta la Cruz de Calatrava.
La estatua de la Giraldilla, o verdaderamente, su doble, que está en lugar de la original en lo alto del Castillo de la Real Fuerza, para unos representa la victoria y para otros a nuestra bella Habana.
Sea de un modo u otro, lo cierto es que esa figura llegó a ser uno de los verdaderos símbolos de nuestra hermosa urbe antillana, tan admirada por todos los que la visitan desde hace muchos años. (Fuente: Radio Reloj)