Por: Evelyn Corbillón Díaz
Pinar del Río, 27 nov (RHC) Juan Paz Camacho- Juanito como todos los conocidos le llaman- ya no tiene la misma agilidad en sus movimientos que 60 años atrás; pero a sus 81 aún presume de su buena puntería y destreza visual para dar en cualquier blanco, por más lejano que pueda resultar.
Habilidades esas que tuvo a su favor cuando dio captura al ex cabo de la dictadura batistiana Luis Lara Crespo y sus cómplices, junto a otros 11 campesinos exhortados por Fidel Castro a localizarlo en 90 días, y luego comunicar a Antonio Sánchez Díaz (Comandante Pinares) o al Comandante Dermidio Escalona para que ellos lo atraparan.
El cabo Lara se había alzado en la Sierra de los Órganos, era prófugo de la justicia revolucionaria y responsable de una veintena de asesinatos.
“Si ustedes triunfan, habrá milicias en Cuba”, fueron las palabras de Fidel de aliento y a la vez de desafío, al grupo liderado por Leandro Rodríguez Malagón, que conocía la zona como la palma de su mano y en solo 18 días apresó al bandido.
Nacido en la comunidad El Moncada, en el municipio de Viñales, Juanito era hijo del dueño de una finca que desde el instante en que triunfó la Revolución, quiso que fuera una de las primeras propiedades entregadas en la Reforma Agraria.
Por ese entonces los hombres de la tierra se dedicaban al cultivo de viandas y tabaco, y carecían de servicios elementales en esos parajes de la geografía pinareña.
¿Por qué enfrentar el bandidismo?
De poco hablar, el hombre esbelto ya marcado por las “grietas” del tiempo, no duda en explicar que “eso va ahí”, mientras con un gesto se refiere al corazón. “El bandidismo hizo mucho daño en este país y no tenían escrúpulos, asesinaban a cualquiera, ya fueran niños, mujeres, ancianos,…”
Para nuestro objetivo, tuvimos un mes de preparación en el campamento militar de Managua, cuyo profesor era Guillermo García y comenzamos la misión el primero de octubre de 1959, reseña.
“Fidel nos enseñó a respetar a los prisioneros, a los cuales había que tratar como a niños chiquitos”. Y con esa premisa salieron en busca de Lara.
A las cinco de la tarde del día 18 dimos con el lugar donde estaba escondido con sus hombres, en una casa solitaria en medio de los mogotes en el lugar conocido como Las Cazuelas, tras buscarlo en cuevas con una penca de guano encendida.
Cuando rememora los sucesos de esa jornada, su mirada toma un brillo diferente, como si el orgullo por no defraudar la confianza de alguien especial fuera un incentivo para poner en riesgo la vida.
“Hicimos un plan de ataque. Serían las seis de la tarde y ya era imposible salir a buscar refuerzos, que vendrían de Guanito y Minas de Matahambre. Además, no podíamos esperar a la noche porque podían escaparse.
“ Llegó en eso Isidro Ramos, soldado del Ejército Rebelde, y quiso acompañarnos. Nos dividimos para atacar. Yo me debo haber arrastrado cientos de metros, y no se podía distinguir el color de mi uniforme, por el fango.
“Cruz Camacho, El Niño, se escondió detrás de una piedra ante los disparos, y cuando llevábamos como 20 minutos con fuego, gritó: “El capitán que emplace la ametralladora”, a lo que contestamos desde el otro lado: “No, ya emplazamos el mortero, vamos a dispararles con mortero.
“Los alzados se aterrorizaron. Lara salió con una niñita del brazo y pidió ver al capitán nuestro; pero le explicamos que no teníamos.
“Yo quiero pedirles tres cosas- nos dijo - y una de ellas era que lo llevaran a ver a su madre, pedido que cumplimos no sin realizarle las justas advertencias”.
Luego de conocerse la noticia, Escalona llamó a Fidel y fueron enviados los 12 a La Habana; 18 días sin bañarse y en condiciones precarias en el monte, se volvieron nada al balancear el impacto de la hazaña y el freno al criminal.
“Va a haber milicias en Cuba porque ustedes triunfaron”, sentencia de Fidel que todavía resuena para Juanito, y a seis décadas del acontecimiento, lo mantienen satisfecho por el deber cumplido. “Ustedes cumplieron y sobrecumplieron con la Revolución”, así continuó durante el intercambio.
¿Qué misiones siguieron?
Posteriormente, Juanito participó en la captura de 14 bandas contrarrevolucionarias en toda la provincia de Pinar del Río, la última, desarticulada en 1965.
“ Seguí como activo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en calidad de jefe de operaciones de la unidad militar 2258, de lucha contra bandidos.
“ Más tarde, pasé a la vida civil y me dediqué a manejar un camión. Una vez retirado, asumí la vigilancia del organopónico de la escuela secundaria básica Crecencio Rivera- de su comunidad natal-, a 18 kilómetros del pueblo de Viñales”.
Hoy vive en armonía junto a su esposa Francisca Porra Serrano, con quien comparte hace más de 50 años y tiene dos hijos, quienes ya les dieron tres nietos y dos biznietos.
A todos ellos, Juanito cuenta incansablemente la tarea asignada por Fidel a los Malagones, 12 hombres que, pese a la humildad de la gran mayoría, supieron impregnar la tranquilidad en los campos.
Éramos jóvenes con deseos de hacer justicia, afirmó quien casi a diario visita a sus compañeros en el Memorial a los Malagones, sitio en el que descansan sus restos mortales, a los pies de los mogotes.
“Es importante recordar la historia, sobre todo en tiempos en los que se pretende borrar lo vivido por este país; y seguir las ideas de Fidel, enuncia cual consejos a las nuevas generaciones de cubanos”.
“Y principalmente, que cuiden todo lo logrado por la Revolución”.
(Fuente:ACN)