Por Mialdys Borges
Todo un despelote de movimientos el miércoles pasado en el patio de la UNEAC, Unión de Escritores y Artistas de Cuba. El audio animaba la escena, la gente iba llegando de a poco y Andrés Pedroso, el anfitrión principal del espacio TROVA SIN TRABA tenía casi en punto de arrancada a los muchachos de Manguaré.
En unos minutos, entró Cotó , con su inseparable Tres dentro de un estuche blanco; más tarde Valoy, exhibiendo uno de sus mejores sombreros y por último, Oderkis Revé y su mitra de caracoles en la frente. Ya saben, con cada llegada, fuertes abrazos a lo cubano, sonados apretones de manos, repetidas palmadas en el hombro y un cierre de saludo con explosivas carcajadas. El público miraba sonriente y el ambiente auguraba descarga musical de soneros.
Pasadas las cinco de la tarde, Pedroso y sus músicos se posicionaron ante cada instrumento; él, detrás de su contrabajo; una de sus hijas, en la flauta y la otra, dispuesta para cantar; los demás, en sus puestos pero, por una increíble casualidad , el tresero no llegaba y el encuentro ya tenía que empezar.
Cotó respondió con creces, como bateador emergente y el espectáculo tomó su curso.
Nada más irrumpir la música en vivo y los más animados comenzaron a bailar, otros ondulaban en sus asientos y los demás, a la expectativa .De pronto, aplausos para Cotó que, emocionado, hundía y desparramaba con destreza sus dedos por las cuerdas del Tres; los músicos dejan, entonces, que se luzca bien en un solo con el instrumento y llueven más aplausos. Un nuevo número musical, más bailadores y así fue hasta que llegó el instrumentista que faltaba y todo siguió fluyendo.
El animador dio luego la bienvenida a los asistentes y agradeció la presencia de estrellas del son cubano. Seguidamente presentó a tres jóvenes intérpretes que suavizaron el panorama sonoro con boleros. Manguaré volvió a la carga, la gente, otra vez a moverse y de pronto, Oderkis Revé que aparece tocando magistralmente el timbal. En otro momento, Valoy improvisa inspirándose en el son, como sólo lo sabe hacer un maestro de larga trayectoria en ese arte tan difícil.
Llego el tiempo de agradecer y varios músicos cubanos, entre ellos Valoy, Oderkis y Cotó, reciben un lindo diploma y el reconocimiento público por su colaboración en el proyecto Retomando el Son, acogido de manera especial en la descarga de esa tarde y que, dirigido por Luis Llamo, tiene ahora su accionar en el municipio Centro Habana. Yurumí, Cándido Fabré, Adalberto Álvarez, Jesús Aguaje Ramos, El Nene, el Septeto Ignacio Piñeiro figuran también en el grupo de los mencionados.
El cierre fue pura conexión sonera con las raíces africanas, en el cual Oderkis volvió de imprevisto a la escena, ahora en condición de cantante, seguido por los músicos de Manguaré y el público, en un solo coro.
Aunque sencillo y espontáneo, todo resultó contagioso y de pura cubanía, reafirmatorio de lo que somos como pueblo y en momento en que los intérpretes del género piden más apoyo de los medios, las instituciones y las escuelas de músicas para que el son nunca muera.