Por: Guadalupe Yaujar Díaz
La Fiesta de la Candelaria, el 2 de febrero, es una celebración católica dedicada a recordar la aparición de la Virgen María durante el siglo X en Candelaria, Tenerife, España.
En las islas Canarias es esta una gran fiesta, especialmente en Santa Cruz de Tenerife, en la población de Candelaria, situada a la orilla del mar, sobre un arenal, frente a la antigua ensenada, a 25 kilómetros de la capital. Allí se halla la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, patrona del archipiélago.
Existe más de una treintena de lugares en Hispanoamérica que llevan el nombre de Candelaria, e igualmente en la inmensa mayoría de las naciones Latinoamericana es venerada esta advocación mariana de la Virgen, dada la influencia de ese territorio, que era paso obligado para ir al entonces llamado nuevo continente.
La Virgen de la Candelaria llegó a las costas cubanas mediante los canarios y sentó su patronazgo en diversos pueblos y ciudades que, con la celebración, renueva tradiciones hasta la actualidad, bajo la impronta de la gracia popular.
Aunque constituye una tradición arraigada en los países de cultura hispana e iniciativa de la Iglesia Católica desde la fundación de las primeras villas coloniales, Cuba asimiló las fiestas patronales, conjunto de solemnidades, marcada con festejos religiosos y laicos.
Se conoce de su celebración, desde la última mitad del siglo XIX en la ciudad de Morón -en territorio de la actual provincia de Ciego de Ávila-; Palmar del Junco, Matanzas; Consolación del Sur, Pinar del Río, y Vueltas y Santa Clara, en la hoy provincia de Villa Clara.
En Cuba, los festejos perviven hasta la actualidad en todos esos territorios y a lo largo del país.
Desde el siglo XVIII comenzaron a celebrarse las fiestas en el poblado de Ceiba Mocha, en la occidental provincia de Matanzas, en tributo a la Candelaria, como expresión de la cultura de nativos de la región de Alicante e Islas Canarias, que emigraron de la Península de La Florida, entonces colonia hispana, donde se asentaban.
El habanero municipio de Guanabacoa posee su Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, histórica joya arquitectónica que data de hace más de 270 años.
El majestuoso templo, de dimensiones y distribución catedralicias, es uno de los más grandes construidos en el siglo XVIII.
En la isla la fecha, que esperan creyentes y ateos, deviene acto de religiosidad como reflejo de la historia local y la cultura del pueblo.
Sin embargo. la celebración se asocia, también, con la fertilidad de la tierra y los beneficios del agua, sinónimos de abundancia, fecundidad y vida.
De ahí que podar las plantas este día deviene buen augurio de que estas crecerán rápido y vigorosamente.
La ocasión no pasa inadvertida para las féminas cubanas, ya que suelen acudir a la peluquería con el único objetivo de cortarse las puntas del cabello para que este crezca más rápido de lo usual.
Se trata de una acción nacida de las creencias populares, asentada en ritos del imaginario de las personas y disímiles historias narradas de generación en generación.
Hay quienes aseguran haber tenido exitosos resultados en el crecimiento de su cabello. Aunque la ciencia descarta esa virtud, nos queda la tradición como parte de un hermoso jolgorio cultural.