Bonifacio Byrne, a 158 años de su natalicio
Por: Guadalupe Yaujar Díaz
Bonifacio Byrne nació en Matanzas el 3 de marzo de 1861. Fue poeta, periodista y dramaturgo.
Desde su adolescencia sintió inclinaciones literarias; en su ciudad natal, cuna de famosas tertulias literarias, como la de Domingo del Monte, en la década del 30 del siglo XIX frecuentó la conocida como Círculo Literario. En 1890, fundó los periódicos políticos La Mañana y La Juventud Liberal.
Sin embargo, Byrne es enaltecido por sus versos de exaltación independentista, que expresan con mayor sentimiento de nacionalidad la indignación del autor y su pueblo ante la intervención yanqui en Cuba.
En 1896, emigró a Estados Unidos, cuando circulaba en la Isla un soneto anónimo dedicado a Domingo Mugica, inmediatamente después de que el patriota fuera fusilado en Matanzas el 20 de agosto de 1895. Ese mismo día, Byrne compuso un soneto que circuló clandestinamente, y si bien no estaba firmado, las autoridades colonialistas españolas pronto sospecharon de él. El poeta se vio
obligado a emigrar hacia Estados Unidos, donde fundó en Tampa un club revolucionario y se desempeñó como lector de tabaquerías. En el exilio prosiguió sus actividades independentistas y en esta etapa, escribió para periódicos como Patria y El Porvenir
Desde Tampa contribuyó a los fondos para la Guerra de Independencia con parte de la recaudación de uno de sus libros; su amigo Nicolás Heredia lo consideró “el poeta de la guerra”.
Al terminarse la guerra hispano-cubana, Byrne vuelve a Cuba en 1899, intervenida por el imperialismo yanqui, y ocurre entonces el suceso que lo ha mantenido en la memoria de su pueblo: la imagen penosa de nuestra bandera junto a la norteamericana, que lejos de estar señalando allí la amistad entre dos pueblos, indicaba el estreno imperialista de los norteamericanos.
Con aquella impresión indecible para cualquier cubano, escribió Byrne "Mi bandera", ese poema que sintetizó en 1901 el sentimiento popular de rechazo al yanqui que nos venía a frustrar la libertad. En sus versos, patrióticos y enérgicos, anuncia: “Si deshecha en menudos pedazos / llega a ser mi bandera algún día.../ ¡nuestros muertos alzando los brazos/ la sabrán defender todavía!”
Se trata de la obra más conocida del autor matancero, a la vez que sus estrofas calaron hondo en la conciencia nacional, al representar la ansiedad de todo un pueblo que había luchado largos años por una libertad que aún no lograba.
Está considerado uno de los artistas que mejor pudo sintetizar ese desencanto, cuando de manera rápida y clara señaló el escepticismo y la frustración de ese instante histórico, con el empleo de sencillos recursos poéticos.
Su obra, dispersa en publicaciones periódicas, contribuyó a la formación de una conciencia ética que se rebelaba contra la corrupción política y contra la politiquería como forma de vida. “Lasciate”, elegía consagrada a Cuba en 1901 y dedicada a Juan Gualberto Gómez, favoreció el sentimiento antimperialista, en plena Convención Constituyente que terminó aprobando la Enmienda Platt.
Quizá por haber vivido en medio de la indagación del ser cubano, defendió con fervor sus raíces históricas, sociales y culturales, en momentos de génesis fundacional de una república cuya
dependencia aquilató. Muy pronto sintió la pérdida de sus esperanzas hacia una soñada modernidad, después de la liquidación del colonialismo español.
Byrne vivió hasta 1936. Publicó cinco libros, desde 1893 hasta 1914 -Excéntricas, Efigies, Lira y Espada, Poemas, y En medio del camino-, y una selección de su copiosa producción apareció en 1942, seis años después de su muerte.
Escribió también teatro, con piezas como El anónimo (1905) y Rayo de sol (1911).