Por: Guadalupe Yaujar Díaz
Los mangos, especialmente “los bizcochuelos” se apropian de las tierras de El Caney, poblado cercano a la oriental ciudad de Santiago de Cuba, y aunque no es una fruta autóctona la Mayor de las Antillas los hizo suyos.
El mango, original de la India, es la fruta nacional de ese país, donde se cultiva desde tiempos inmemoriales y es muy venerado. De igual manera constituye fruta nacional de Pakistan y Filipinas, además de ser el árbol nacional de Bangladesh.
A todos los atributos que le adornan se le considera, también, una transformación de “Prajapati, Señor de las Criaturas”, deidad que preside la procreación.
En tanto, en la cultura occidental está vinculado a mitos y leyendas, de los cuales no escapa Cuba y sus mangos de El Caney, en la región oriental del país.
De ahí una leyenda, no desmentida, el secuestro egoísta de una niña dio lugar a que esta localidad de Cuba se vanaglorie de cosechar los mejores mangos del mundo.
Según cuentan en 1902 vivía en aquel lugar el marino español José Burgos quien un día decidió viajar a República Dominicana donde habitaban su ex esposa y su hija Constancia.
La pequeña solo tenía dos años y él padre, deseoso de compartir con ella, le pidió permiso a la madre para que lo dejara llevársela a pasear al muelle con el pretexto de mostrarle la goleta. La mujer accedió a la petición y le dio dos mangos maduros a la niña para que se los comiera durante el supuesto paseo.
Al llegar al muelle subieron a la goleta y escaparon a Cuba, llevando consigo las dos semillas de la fruta regaladas por la madre de la niña. Fue así como Constancia jamás volvió a su hogar, pues su padre jamás la devolvió a su hogar, aquel paseo fue solo el pretexto para secuestrarla y traerla a vivir a nuestra isla.
Burgos sembró las dos semillas de mando: una en el patio de su casa y la otra en la finca “La Campana” en la zona y al cabo de los dos años se convirtieron en dos esplendorosos árboles que parieron la primera vez en 1905, dejando sorprendidos a todos por su dulce sabor, y suave masa sin hebras de ningún tipo.
Ante los comentarios de no existir en la zona mejor mango que los sembrados por Burgos, se extendió el rumor de aquel traído junto con la niña Constancia desde República Dominicana; y vecinos y familiares afianzaron la fruta cosechándola en la región de El Caney.
Cuenta la historia que entre los años 1905 a 1910, los mangos no tenían nombre y la gente solía llamarlos utilizando el nombre de los dueños de la casa donde encontraban o el de sus esposas.
De acuerdo con los historiadores que han investigado al respecto, en 1918 una científica norteamericana, especialista en suelos, llegó hasta El Caney para comprobar todo lo que se decía sobre la región, conocida también como el Paraíso de las frutas tropicales. Al probar los mangos los comparó con bizcochos y desde entonces, aquella especie se conoce como “Bizcochuelo”.
Además, la fama creció cuando el escritor cubano Félix B. Caignet, creador de la radionovela El derecho de nacer, inmortalizó en un pregón que dio la vuelta al mundo en la voz del Trío Matamoros, primero, y luego de Compay Segundo: “Frutas, quién quiere comprarme frutas / Mangos, de mamey y bizcochuelo/ Piñas, piñas dulces como azúcar /Cosechadas en las lomas del Caney”….
Por si fuera poco al reconocimiento popular de que goza en el gusto del cubano , existe cierto enigma en esa comarca que parece perturbar a especialistas que estudian el comportamiento anual de los suelos de esa región oriental, sin llegar a conclusión válida alguna; y resulta que contando con iguales condiciones, ninguna otra zona del país cosecha frutos comparables a los de El Caney, aunque las semillas provengan de allí.
En la actualidad hay quien afirma la existencia todavía de una de las dos matas fundacionales, y por si fuera poco en la primavera de 2013 tras que las plantaciones fruteras de El Caney quedaran arruinadas por las ráfagas del huracán Sandy de gran intensidad que en octubre 2012 devastó la región santiaguera- ocurrió algo que nadie se explica: todavía de los troncos y las gruesas ramas brotaron los mangos y hubo una buena cosecha.
Sin dudas, el mango bizcochuelo que se da en El Caney es de una calidad superior a la del territorio originario y ocupa un sitio importante en el paladar del cubano.