Por: Matilde Salas
La Habana, 28 may (RHC) La habanera Plaza de la Revolución es un sitio muy conocido, no solo en Cuba, sino también más allá de nuestras fronteras.
Hace muchos años atrás ese lugar era muy amplio y despoblado, con algunas suaves elevaciones, donde a cierta distancia se distinguía lo que hoy se conoce como: el Castillo del Príncipe.
En la época que se edificó el objetivo de su presencia en ese lugar apartado era proteger el territorio, y a las personas que vivían en el área cercana al incipiente centro urbano, situado junto al mar, del ataque de corsarios y piratas.
Esos andaban por el Mar Caribe, para robar las riquezas que pudieran tener los vecinos, o quizás secuestrar a alguna “persona importante” a cambio de diversos valores por su libertad.
Primeros estudios para crear la Plaza de la Revolución
En el área que actualmente ocupa la Plaza de la Revolución, en la capital cubana, hace muchos años estuvo la Ermita de los Catalanes, un antiguo templo católico que con el paso del tiempo fue trasladado para la zona cercana al centro recreativo conocido como Río Cristal, en la carretera de Rancho Boyeros.
En la segunda década del siglo XX, durante el gobierno de Mario García Menocal, el Secretario de Obras Públicas trajo a La Habana al arquitecto y urbanista francés Jean Claude Forestier, para que estudiara el área donde está la habanera Plaza de la Revolución y tomara en consideración la posibilidad de hacer en ese lugar el Centro Cívico.
En junio de 1937, durante el gobierno de Federico Laredo Bru, se creó la Comisión Central Pro-Monumento a José Martí y el resto, hoy es historia.
Monumento a Martí en la Plaza
La Comisión Central Pro-Monumento a José Martí convocó a un concurso interamericano, para escoger la propuesta del Monumento y el Centro Cívico, que tendría unos 932 mil metros cuadrados.
El proyecto titulado La Acrópolis de América, del arquitecto Aquiles Maza y el escultor Juan José Sicre, ganó el primer lugar, teniendo como enemigo a Fulgencio Batista, luego del golpe de estado que encabezó en marzo de 1952, y lo llevó a la Presidencia de la República.
Las obras para la edificación de la Plaza de la Revolución José Martí se iniciaron a fines del año 53 y al triunfo de la Revolución, no se habían terminado.
El conjunto lo forman una torre en forma de estrella, de 109 metros de alto, que se emplazó en una elevación de 30 metros sobre el nivel del mar. (Fuente: RadioReloj)