Por: Guadalupe Yaujar Díaz
Las ruinas de los cafetales de los siglos XIX y principios del XX en el sudeste de Cuba constituyen un testimonio único y elocuente de una forma de explotación agrícola en un monte virgen, las huellas de estos han desaparecido en el mundo.
De ahí que los 171 asentamientos, parte del Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones de Café del sudeste de Cuba, están declarados Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000.
En la antigua hacienda cafetalera “Fraternidad” uno de éstos, situada en la zona de Ramón de Las Yaguas, en el municipio de Songo La Maya, en la oriental Santiago de Cuba, continúan sus transformaciones y reconstrucción capital a fin de devolverle su esplendor.
En la Escuela Taller de Oficios de la Restauración, perteneciente a la Oficina del Conservador de la Ciudad, OCC, de Santiago de Cuba, toma forma una rueda hidráulica y una tahona de madera, recreación de una antigua tecnología francesa introducida en la nación caribeña en el siglo XIX.
El proyecto de recrear la antigua tecnología, además de la revisión bibliográfica del texto “Cultivo del cafeto ó árbol que produce el café y modo de beneficiar este fruto”, los estudios arqueológicos, los referentes usados en otras haciendas cafetaleras del oriente de Cuba y otras naciones, tuvo la asesoría de carpinteros de Francia y Holanda que llegaron a Cuba gracias al proyecto Los Caminos del Café, financiado por la Unión Europea, la Fundación Malongo y la Oficina de Conservador de la Ciudad
Según anunció recientemente el arquitecto Jorge Acosta Veloso, de la OCC, es la primera vez que se recrea este tipo de tecnología impulsado por el agua y funcionará para el despulpe del café, como uno de sus principales atractivos.
En tanto alumnos y profesores del taller, arquitectos e ingenieros construyen ambas piezas empleando materiales actuales, pero a semejanza de cómo lució este sistema industrial e hidráulico cuando siglos esa hacienda francesa hacía galas de su esplendor económico.
Conocido como “Parque Eco Arqueológico Fraternidad”, el sitio devendrá “museo vivo del café” al mostrar el proceso de cultivo y procesamiento del grano de dos maneras diferentes: tal como se hacía siglos atrás y también las formas más modernas.
La nueva propuesta de turismo ecológico, próximo a su inauguración, se apoya en preceptos del desarrollo sostenible y, a su vez, representa una fuente de empleo a los lugareños y la revitalización económica de la zona.
Mientras, en Fraternidad construida entre 1825 y 1830 se dan puntos finales a la rehabilitación integral y se trabaja, también, en la conservación de las ruinas de las haciendas cafetaleras Santa Paulina, San Felipe, San Luis de Jacas y San Juan de Escocia. Se trata de un conjunto de sitios excepcionales en un circuito interpretativo donde en perfecta armonía patrimonio y naturaleza se integran.
Estos espacios territoriales constituyen vestigios arquitectónicos emblemáticos con valor estético, donde aún se pueden observar acueductos, escalinatas, jardines, casas señoriales, hornos de cal, secaderos, tanques de fermentación y barracones, en una superficie de 21 kilómetros cuadrados.
“Fraternidad” posee un rico entorno natural como ríos, bosques, montañas, además de variadas especies vegetales y animales-algunos endémicos- creando un ambiente propicio para la inmersión de los visitantes en un universo particular, favorable para la práctica de actividades propias del turismo de naturaleza y aventura.
La cultura material sobrevivida de aquellas magníficas haciendas cafetales en las estribaciones de la Sierra Maestra al este y oeste de Santiago de Cuba, levantadas en los comienzos del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, representan el testimonio más valioso de la lucha del hombre frente a la naturaleza (en particular de los colonos franceses y haitianos), de su quehacer agroindustrial, de las genuinas expresiones culturales que allí vieron la luz, y el viviente testimonio de los africanos esclavizados que fomentaron la riqueza de aquellos amos.