Por: Matilde Salas
La Habana, 3 jun (RHC) En viejas historias llegadas a nuestros días, fundamentalmente por tradición oral, se comentó en su época que a petición del Club Femenino de Cuba y costeado mediante suscripción popular, el artista italiano de la plástica Ettore Salvatore realizó un monumento de la patriota habanera Emilia de Córdova Rubio.
La figura se ubicó en el centro de la explanada ubicada en la calle Andrés, entre Gelabert y Revolución, en la barriada de La Víbora, en el municipio de Diez de Octubre.
El objetivo era honrar la memoria de la esforzada luchadora Emilia de Córdova Rubio. Esta patriota nació en La Habana, en el año 1853 y murió en esta ciudad el 13 de enero de 1920.
En marzo de ese año se propuso poner su nombre al parque, que fue inaugurado el 29 de mayo de 1928.
El monumento a Emilia de Córdova
La escultura de 2 metros de alto, realizada a la patriota habanera Emilia de Córdova Rubio, se hizo en mármol blanco, procedente de la ciudad italiana de Carrara.
En la figura se presenta a la luchadora sentada en una butaca, vestida de largo, según la moda de la época, en una actitud serena, sosteniendo un pergamino en la mano.
En la base del monumento, tres figuras a relieve reproducen importantes momentos de la historia de esta brava mujer. Además de su condición de benefactora, antiesclavista y protectora de los desvalidos, también se consagró a la independencia de la Patria.
Poco antes de iniciarse la contienda libertaria que José Martí calificó como la Guerra Necesaria, Emilia Córdova Rubio sufrió prisión y fue deportada para los Estados Unidos, a pesar de que pertenecía a una distinguida familia de la época.
Infatigable patriota
A Emilia de Córdova Rubio, la “infatigable patriota”, como la calificó el historiador Emilio Roig, se le considera una verdadera heroína.
Cuando la deportaron a Estados Unidos, enseguida se unió a la Cruz Roja y luego vino a Cuba con la norteamericana Clara Barton, creadora de la Cruz Roja. La incorporación de ambas a la guerra, en 1895 fue inmediata.
Trabajaron duro en los hospitales de sangre durante la campaña de Santiago de Cuba, a riesgo de la vida. Al terminar la contienda, Emilia de Córdova hizo una campaña para que se permitiera a las mujeres desempeñar cargos públicos.
Durante “la intervención norteamericana” fue nombrada oficinista en la Secretaría de Obras Públicas, por lo que se le considera una de las primeras cubanas que ocupó una plaza estatal. (Fuente: Radio Reloj)