Por: Yoelvis Lázaro Moreno
La Habana, 5 jun (RHC) A inicios del siglo XX, en un barrio pobre de La Habana, llegó al mundo quien sería conocido como el Rey de la melodía cubana: José Fernández Díaz.
Este hombre que fue desde zapatero remendón hasta vendedor de periódicos y billetes de lotería, era poseedor de un talento descomunal y único.
A través de serenatas con amigos, en las cuales ganaba unas pesetas cuando se podía, Joseíto comenzó a desarrollar sus dotes de improvisador, que luego lo haría optar por el son campesino y el punto cubano.
Con ese mismo sabor de pícaro repentista, compondría su famosa Guantanamera, popularizada en un programa titulado Cosas que pasan, de la CMKV Cadena Oriental de Radio.
En varias ocasiones Joseíto declaró diferentes motivos que habían inspirado esta pieza. Pero el más convincente siempre ha sido el deslumbramiento por una joven que lo sedujo a vivir una bella historia de amor.
Cubanía en la Guantanamera
Por su acento pegasojo la canción más popular compuesta por Joseíto Fernández trascendió la radio nacional y devino símbolo de cubanía más allá de la Isla.
En la década de los años 60 del pasado siglo, el folclorista Peter Seeger internacionalizó la melodía en el Carnegie Hall de Nueva York y en 35 países más. Esta guajira-son ha tenido las más disímiles versiones rítmicas, desde hip-hop, rock y pop, y ha sido cantada en idiomas tan insospechados como el húngaro y chino mandarín.
Actualmente se conoce que entre las adaptaciones reunidas en un catálogo por el coleccionista español Ramón Sánchez Rojas, pudieran existir alrededor de 650 formas en que se ha interpretado la pieza.
Por ello no es casual que muchos consideren que La Guantanamera nos identifica, por resultar una especie de segundo himno cubano. (Fuente: Radio Reloj)