Por: Guadalupe Yaujar Díaz
La Habana, 7 nov (RHC) La ciudad de Bayamo, actual capital de la oriental provincia cubana de Granma, está de cumpleaños por estos días.
San Salvador de Bayamo fue el nombre original de la villa fundada por el adelantado español Diego Velázquez el 5 de noviembre de 1513, precedida en Cuba solamente por Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa y seguida de otras cinco poblaciones principales más durante el avance hacia el occidente de la mayor isla del Caribe.
La palabra Bayamo es de origen aborigen y proviene de “bayam”, nombre dado por esas poblaciones originarias antillanas al árbol de la sabiduría, frondoso y de buena sombra, característico de la región.
Al fundarse, toma el nombre de San Salvador porque los conquistadores españoles aspiraban a liberar de un pensamiento insurgente a aquellos habitantes, sobre los restos del rebelde cacique Hatuey, quemado vivo por propagar la verdad sobre las intenciones de los colonizadores y convertido en una real amenaza para los intereses españoles.
El icono del santo lo utilizaron los bayameses que crearon el Comité Revolucionario de Bayamo en 1867. En la Parroquial Mayor, donde se encontraba su efigie con rostro aborigen, dieron a conocer, públicamente, su pensamiento independista a través de la instrumentación de La Bayamesa, himno patriótico cubano, devenido Himno Nacional. Bajo su advocación, en 1513 se inició la institucionalización del dominio colonial en la isla -aquí Velázquez recibió las provisiones de repartidor de aborígenes y tierras-; y en 1867 los descendientes de los colonizadores primigenios, comenzaron el proceso independista cubano. Una misma imagen tomada para representar procesos antagónicos.
Tierra natal de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria cubana, fue asimismo donde, al calor de la lucha, se conformó el Himno Nacional que acompañó a los cubanos en la contienda bélica iniciada el 10 de octubre de 1868 por la independencia de Cuba frente al colonialismo español.
La urbe realza, además, el atractivo de haber sido la capital de la Primera República en Armas, así se le declaró el 20 de octubre de 1868, durante la gesta independentista del siglo XIX, vinculada con la decisión de sus pobladores de incendiarla antes de entregarla a los colonialistas.
Allí se cosió la primera bandera de la República en Armas, enseña presente actualmente en las sesiones de la Asamblea Nacional de Poder Popular, junto a la que fue adoptada después, con los mismos colores y el mismo sentimiento patriótico.
Del amor de sus hombres y mujeres del XIX por su ciudad, baste decir que, bajo la presión de las tropas españolas que amenazaban con apoderarse de la villa, la primera capital de Cuba Libre, sus habitantes prefirieron quemarla antes de entregarla en manos del Ejército colonialista español, incendiándola el 12 de enero de 1869.
Después del Incendio de Bayamo, solo ruinas encontraron los españoles al entrar a la ciudad. Mucho tiempo pasó antes de que se reconstruyera, y cuando se hizo, a finales del siglo XIX y principios del XX, a partir de los códigos arquitectónicos de esa época, dejando a un lado los toques coloniales y sepultando los restos incinerados de la ciudad. De ahí que no existe en Bayamo la arquitectura colonial que se espera ver y que caracteriza a otras añejas capitales. No obstante, sí quedan vestigios en la catedral y otros inmuebles. Su centro histórico urbano fue declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.
El protagonismo de esta ciudad en la historia de Cuba no solo estuvo presente en las guerras por la independencia del siglo XIX, sino también en cada una de las etapas por las que ha transitado en su evolución la nación cubana.
En el devenir de los años, no podría hablarse de la rebeldía y heroísmo de sus pobladores, sin mencionar el 26 de julio de 1953, con los ataques a los cuarteles militares de Santiago de Cuba y de Bayamo, los dos más significativos de la región oriental, para dar inicio a la última etapa de liberación nacional que concluyó en 1959.
Hoy, más de 130 sitios históricos y monumentos nos llevan de la mano por la génesis de la otrora villa de San Salvador de Bayamo.
Mientras, la ciudad muestra la perpetuidad del tiempo y su paso por ella, en la cual los hijos de esta urbe, con un pasado inamovible y un presente de sacrificios y luchas, hacen galas del desarrollo socioeconómico que construyen.